Los jugadores del Valencia se comportan como estrellas, pero solo fuera del campo, por los grandes sueldos y los aires de divos. Dentro del rectángulo no dan la talla ni en juego ni en orgullo. Conforman un equipo plano, sin personalidad, como se vio ayer en la segunda parte de Anoeta, liquidados por una Real Sociedad con más corazón en la segunda parte, a pesar de sus muchas bajas y su delicada situación en la tabla. Y lo peor es que no hay nadie a quien pedirle cuentas de la confección de esta plantilla tan irresponsable. Nadie de fútbol que dé explicaciones.

Todos sabían en el Valencia que el de ayer debía ser un punto de inflexión para un equipo que había sumado cinco empates y dos derrotas en las siete jornadas precedentes. Todos esperaban en Mestalla que el conjunto de Gary Neville debía ir a más después de un esperanzador empate ante el Real Madrid (2-2) y de una contundente victoria en la Copa del Rey frente al Granada (4-0). Y, sin embargo, los chicos de Gary no se dieron por aludidos tras una primera parte floja y una segunda lamentable.

Tan contentos con el nuevo entrenador por los nuevos usos y costumbres (un viernes libre sin entrenamiento, ¡qué lujo!), los jugadores no mostraron en Anoeta ningún agradecimiento al esfuerzo de los técnicos por facilitarles la vida.

Ya no se trata de mirar la matrícula del cuarto clasificado, el Villarreal, a 16 puntos y a años luz en cuanto a planificación deportiva, sino de ver la realidad del equipo, más cerca de la mediocridad de la tabla que de cualquier aspiración europea. Apurada la primera vuelta, el Valencia acumula más partidos perdidos (6) que ganados (cinco) y más empatados (8) que perdidos. Un viaje a ninguna parte. Solo Rodrigo Moreno, mientras le duró la gasolina en la primera parte, se movió con cierta soltura en un ataque compartido con Alcácer, un 4-4-2, impulsado por De Paul en una banda, Santi Mina en la otra y dos mediocentros: Parejo y Enzo Pérez. La cosa pareció medio funcionar a la espera de que la Real Sociedad aflojara en la segunda parte y el Valencia, a la contra, aprovechara los espacios. Sucedió justo lo contrario.

Enzo Pérez, tan tocado físicamente en la presente campaña, se abrió de piernas al final del primer periodo y siguió renqueante en la reanudación. Aun así protagonizó la mejor jugada visitante en un pase en profundidad a Santi Mina que el joven gallego no supo definir.

El desplome inexplicable

Después ya no pudo seguir Enzo Pérez (tiene dañado el ligamento de la rodilla) y el equipo se cayó estrepitosamente en el segundo periodo. Javi Fuego, fuera de forma, no pudo contener el empuje realista. Bergara, Rubén Pardo y Xabi Prieto se comieron a Parejo, Javi Fuego y De Paul. El Valencia perdió la pelota y también las agallas para recuperarla.

Al desplome también contribuyó el cambio de Cancelo, que había ejercido de lateral izquierdo en la primera parte. Gary Neville desconfió de sus imprudencias y lo suplió tras haber recibido una tarjeta amarilla. El técnico inglés no quería quedarse con uno menos. Su sustituto, Orban, sufrió un calvario. El lateral derecho de la Real, Carlos Martínez, centró desde el extremo los dos remates a gol del brasileño Jonathas. Orban le dio un mundo para centrar. Tampoco le ayudó el interior de su lado, De Paul, una sombra del jugador de la semana pasada ante el Madrid.

Gary Neville lo intentó con Negredo en los últimos 20 minutos. Abrió a la izquierda a Alcácer y por la derecha ubicó a Rodrigo. Esa línea de tres atacantes coincidió con el peor momento para los valencianistas, superados en el centro del campo y en la propia defensa, otra vez lastrada por la poca contundencia de Abdennour. En su regreso a la alineación, Mustafi empezó mandando y acabó contagiado de la confusión general.

Jaume, sin estrella

El mismo Jaume Doménech parece haber perdido la estrella que lo acompañó en la primera parte de la Liga. Sus salidas en el juego aéreo invitaron varias veces al desastre. Los centros laterales fueron un martirio. El Valencia está metido de lleno en el fango y ni el entrenador sabe cómo solucionarlo. El preparador inglés quiere ver otra vez el partido para tratar de entender lo sucedido. Dos derrotas y tres empaten resumen sus cinco partidos al frente del Valencia. Tres puntos de 15. El equipo había mejorado en actitud y en vocación ofensiva, pero los números siguen siendo tan raquíticos como los de Nuno. El mazazo de Anoeta condena al conjunto valenciano a una segunda vuelta ya lejos de todo en la Liga, solo a expensas de la Copa, y sin director deportivo a la vista (pese a las promesas de la presidenta, Layhoon Chan) para preparar la próxima temporada.