La palabra «compromiso» sonó ayer de forma reiterada entre las paredes del vestuario del Valencia. El entrenador del equipo, Gary Neville, la pronunció varias veces ante sus futbolistas. Es la única receta, dijo, que puede evitar que el Valencia caiga en un un pozo sin fondo después de la indolencia mostrada en Anoeta. Allí, el equipo de Mestalla ofreció una segunda parte espantosa, con un cúmulo de despropósitos generales que han abierto viejas heridas y que dejan al Valencia en una situación delicada: a una distancia sideral (16 puntos) de las plazas de Liga de Campeones y a 8 del descenso. Con 23 puntos, firma su peor primera vuelta de los últimos 18 años.

Durante más de una hora, el cuerpo técnico del Valencia reunió ayer a los futbolistas antes de saltar al césped de la Ciudad Deportiva, en la vuelta a los entrenamientos. Gary insistió en la necesidad de unir esfuerzos y encarar los próximos partidos desde el corporativismo. Con su escasa experiencia como entrenador, el mayor de los Neville trata de transmitir a los jugadores sus valores como exfutbolista.

Había material para analizar. El domingo, durante el regreso desde Donostia, el técnico inglés había enviado el vídeo de la segunda parte al servidor que comparte la plantilla. Por la mañana, los hermanos Neville recordaron cuáles fueron los principales limitaciones del equipo durante los peores 45 minutos que se le recuerdan al Valencia en mucho tiempo.

Phil Neville separó al equipo por líneas para corregir los fallos. Especialmente errática estuvo la defensa, pese al intenso trabajo táctico al que fue sometida el jueves en Paterna. Ese día, los técnicos ingleses dedicaron un buen rato a la salida del balón desde el portero y al repliegue. A la búsqueda de una coordinación defensiva que no apareció sobre el castigado césped de Anoeta. La vuelta de Mustafi dio resultado en la primera parte, pero una vez le fallaron las fuerzas la retaguardia se derrumbó. Salieron a relucir, por ejemplo, las debilidades de Abdennour.

Si la defensa firmó una actuación desdichada, los centrocampistas no le anduvieron a la zaga, con Parejo especialmente impresiso. Las dudas del capitán reflejan el estado de vacilación con el que jugó el equipo, carente de toda profundidad atacante. Hay más síntomas de la involución del equipo: el bajo estado de forma, por ejemplo, de Javi Fuego. El entrenador le dio entrada tras el descanso para apuntalar la zona de contención y sucedió todo lo contrario.

El Valencia afronta ahora una semana en la que se enfrenta a dos rivales teóricamente inferiores, un arma de doble filo en su actual situación. El jueves viaja a Granada para cumplir el trámite de la Copa, tras ganar 4-0 en la ida, y el domingo recibe al Rayo Vallecano, un rival propicio para que Neville estrene su casillero de victorias en la Liga. Con el técnico inglés, el conjunto blanquinegro no ha ganado aún en la competición de la regularidad. La última victoria data del 7 de noviembre, con aquella sorprendente goleada en Balaídos (1-5) que precedió a la destitución de Nuno.