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Nos quedan dos meses de aguantarnos

De Kim Lim a Bonico Ortí

Pasar de que los mensajes sentimentales del club los verbalice Kim Lim (quizá suena a coña, venía a ser así) a que se busque a Jaume Ortí para cometer tan estética misión es el trecho que hay entre creerse en Disneyland o en Puerto Hurraco. La diferencia entre imaginar que gestionar el Valencia iba a ser un espectáculo tan plácido como ponerse a mirar la carroza de Mickey, a necesitar urgentemente un conciliador como Bonico que convierta el entorno en una tertulia sin fin repleta de escudos y filtros impidiendo que el fuego amigo alcance Singapur.

Urgente: Los Lim podrían haberse percatado de que tienen en sus manos un club de fútbol cuyo funcionamiento requiere de profesionales, gentes conocedoras del hábitat y decisiones lógicas. Se han pasado meses y meses pecando de soberbia, con el adanismo instalado, convencidos de que hasta un mono con un joystick entre manos podría comandar esta entidad y no notarse. Pues no, se notó.

Está el Valencia en ese momento delicioso en el que teniéndolo muy difícil para revertir la temporada, podría en cambio revertir su ciclo y convertirse en un club serio. Podría. Inténtelo.

Un club tomado para llevarlo al futuro por unos administradores discretos que ante su incapacidad para avanzar están instalados en la sección 'recuerdos' del Facebook, creyendo que la mejor manera de afrontar un nuevo tiempo es recurriendo al viejo. Un club que durante unas semanas quiso ser el Borussia Dortmund, luego el Mónaco, más tarde y con persistencia el Benfica, hasta percatarse de que la mejor de las opciones es parecerse al Valencia de los primeros 2000, Suso y Bonico mediante.

El fichaje de García Pitarch como director deportivo (el vacío sideral entre altas instancias provocará que sus funciones toquen casi techo presidencial) y en menor medida el posible retorno de Ortí tienen la importancia que tienen. La justa si solo se queda en un movimiento táctico basado en la apariencia. Demasiadas veces los discursos de Layhoon (habla muy bien pero luego los hechos desmienten sus arengas) me suenan casi siempre a intentos por dar apariencia bienintencionada. Como cuando un partido político ante cualquier crisis achaca su descomposición a problemas comunicativos.

El del Valencia no es (sólo) un problema de comunicación, no es un problema de filtros o de conexiones valencianas, no es (sólo) un problema epidérmico. Es un problema de principios, de proyecto y no de rostros. Es un problema de saber quién toma las decisiones, si los que saben o los que quieren saber.

El viraje que Lim busca darle a su fogosa SAD mediterránea se calibrará bien cuando haya que elegir jugadores y sea Suso quien mande sobre los demás, cuando haya que elegir entrenador (a este paso?) y sea el criterio de Suso el que impere. Cuando haya criterio y no impulsos. De lo contrario únicamente será un cambio estético; que todo cambie para que todo siga igual.

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