El Valencia CF tiene que pensar en salvar la temporada. Como sea. Es un equipo rendido y entregado. Ayer tiró la Copa del Rey a la basura ante un Barça muy superior, y el partido de vuelta en Mestalla se convierte en innecesario. El 7-0 es muy doloroso. Demasiado. El conjunto valencianista saltó al campo entregado. Le faltó fe, confianza, alma y amor propio. Fue, simplemente, vergonzoso.
Neville presentó un once para defender y contragolpear
Gary Neville realizó modificaciones en el once titular. Y apostó por un equipo muy defensivo. De hecho, las bandas estaban pobladas de futbolistas que han jugado de defensas: Barragán, Gayà, Cancelo y Siqueira. Santos volvió a jugar de central. El entrenador se había dejado en Valencia a Abdennour cuando el central estaba, quizás, en su mejor momento. También llama la atención el descarte de Piatti, en lo que resulta ser un claro aviso para navegantes. Neville también apostó por la velocidad de Rodrigo en lugar de Negredo. Con todo esto, el técnico inglés dejaba muy a las claras el Valencia que íbamos a ver ante el Barça: defensa y contragolpe.
El plan del entrenador duró seis minutos
El Valencia CF quiso hacer un partido defensivo pero duró seis minutos. Hasta que André Gomes perdió un balón que costó el primer gol de Luis Suárez. Durante la primera mitad, el equipo de Neville no hizo nada en absoluto. No hubo intensidad, ni nervio, ni presión. Ni defendió ni atacó. Nada de nada. Un desastre. El balón le duraba segundos. Ni cuatro pases seguidos. Ni llegadas al área rival. Ni transiciones. Pérdidas y más pérdidas de balón con un centro del campo inexistente y una defensa que, en algunas fases del encuentro, rozó el ridículo. Fue un calvario futbolístico. Puro sufrimiento. Y castigo. Personificado en la figura de Danilo, al que el entrenador inglés cambió a los 30 minutos, y de Mustafi, que fue expulsado por cometer un penalti más que dudoso por derribo a Messi.
Monólogo de un Barça que jugó a placer y disfrutó
Fue el Barça el equipo que puso el fútbol. Mandó y tocó a placer. Un monólogo. Desde el primer y hasta el último minuto de la primera parte. Iniesta y Busquets „¡gran partido el suyo!„ marcaron el tempo del encuentro, y Luis Suárez, Messi y Neymar disfrutaron de lo lindo. Toque y más toque sin ser presionados en tres cuartos de campo, y cambios de orientación para las llegadas de los laterales. De libro. No es de extrañar que al descanso se llegara con 3-0, resultado incluso corto por lo que pudimos presenciar. Porque Neymar falló el injusto penalti que le costó la roja a Mustafi.
El ridículo continúa en la segunda mitad
En la segunda mitad llegaron más goles. Hasta cuatro del Barça. Porque, con diez, al Valencia CF le resultó más que complicado frenar las acometidas de un rival muy superior. Lo único destacable, y resulta complicado señalar algo, fue el debut de Cherysev. El extremo ruso saltó muy motivado al campo, metido en el partido, y trató de exprimir su velocidad al contragolpe. Lo suyo ayer fue una lección de amor propio de un recién llegado a un vestuario que está muy tocado.
