El día después de la apabullante derrota del Valencia en Barcelona estuvo marcado por la tensión en la Ciudad Deportiva del club, en Paterna. Medio centenar de aficionados esperaron a los futbolistas en el aparcamiento para mostrar su repulsa por la actitud del equipo. Hubo recriminaciones a los futbolistas y al entrenador, Gary Neville, aunque este se libró de las críticas al abandonar las instalaciones pasada la hora de comer. El técnico inglés se quedó un par de horas más después del entrenamiento, al recibir la visita del director deportivo, Jesús García Pitarch, y del consejero delegado, Kim Koh. La presidenta, Layhoon, se quedó en Barcelona el martes por la noche y ayer estaba camino de Singapur. Allí tiene cosas que hablar con el propietario del Valencia, Peter Lim.

La derrota en el Camp Nou confirmó el miércoles la depresión del Valencia en todos los frentes. La respuesta de los aficionados fue inmediata. A la llegada del equipo al aeropuerto de Manises, esperaban más de doscientos aficionados para mostrar su repulsa a los futbolistas y al entrenador. El autobús del equipo salió directamente desde la pista en dirección a la Ciudad Deportiva, pero no pudieron evitar a los seguidores en las instalaciones de Paterna, a donde se dirigieron en comando. Allí, recibieron y despidieron al gripo a gritos de «jugadores, mercenarios». El entrenador también fue centro de las críticas. Por primera vez, Gary Neville fue invitado a seguir el camino de Nuno Espírito Santo con la petición unánime de «Gary, vete ya». Y también hubo mención al propietario de la entidad, Peter Lim, que a esas horas (2.30 horas de la madrugada en España) preparaba el desayuno en Singapur. El expresidente Amadeo Salvo, impulsor de la oferta del empresario asiático, también tuvo su ración de insultos: «Salvo, estafador; Salvo, estafador». Los coches de algunos futbolistas, por cierto, se llevaron algún golpe y alguna patada, por lo que la Policía Nacional tuvo que actuar. Algún jugador prefirió salir escondido en la parte trasera del vehículo de algún compañero.

La presencia de seguidores del Valencia ayer en Paterna fue menor y menos ruidosa. Unos cincuenta aficionados esperaron a la salida de los futbolistas para mostrarles su enfado. André Gomes no tuvo ningún reparo en parar su vehículo en el «parking» para intentar razonar. «¿Tú te crees que a mí me da igual perder? ¿De verdad te crees eso?», le recriminó a un hincha. El centrocampista portugués fue el único que paró su automóvil. Otros como Parejo, Aderlan, Danilo, Piatti, Feghouli, Negredo o Barragán recibieron insultos a la salida. No pasó lo mismo con Mustafi, Alcácer y Gayà, los futbolistas que gozan de la impunidad por parte de los aficionados.

Antes, el cuerpo técnico decidió estar vez cerrar las puertas del Miniestadi a los medios de comunicación durante los 15 minutos que habitualmente se conceden al principio del entrenamiento. La plantilla mantuvo la charla habitual en el interior del vestuario, antes de salir al césped y realizar una sesión que no estaba prevista convocada tras el desastre del Camp Nou. Después llegó García Pitarch y más tarde Kim Koh, aunque la decisión de la continuidad de Gary Neville ya estaba decidida el miércoles tras la derrota en Barcelona.