¿Dónde vive y qué está haciendo?
En Buenos Aires desde que regresé de Valencia. Acá tengo la familia, me estoy sancando el curso de entrenador y esperando a ver si sale algún proyecto de director deportivo, que me gusta.
Por los tuits que escribe, se aprecia que le duele el Valencia CF. ¿Lo lleva dentro?
Me siento muy identificado con el Valencia. Allí me sucedió lo mejor de mi carrera y me dio un nombre en Europa. Es muy especial.
¿Cómo ha sobrellevado los 12 partidos sin ganar?
No me gusta la situación, pero, bueno, es un juego y trato de apoyar.
Tras el 7-0 de Copa en el Camp Nou ante el Barça puso un tuit reclamando a los jugadores una reacción en el siguiente partido tras el «cachetazo».
Ese tuit salió de la calentura. Me hubiera gustado otro partido (contra el Betis), pero los jugadores son los primeros que quieren ganar. Se necesita carácter.
¿A qué cree se debe la mejoría de los últimos partidos?, ¿a la llegada de Pako Ayestarán?
Pako es un gran profesional y muy buena persona. La mejoría tenía que llegar porque el trabajo de Gary Neville es bueno. La comunicación es importante para convencer al jugador y al mister no le habrá sido fácil. Pero las referencias del trabajo son buenas. He hablado con los chicos.
La hinchada se quedó muy frustrada cuando usted y Rufete fueron invitados a marcharse. ¿Por qué se fueron?
Sinceramente, creímos que al trabajo no se le daba el valor. No hay nada por encima del respeto, primero está la persona y después el trabajo.
¿Quién les faltó al respeto?, ¿Nuno?
En principio sí. Nosotros éramos los encargados de traer lo mejor para que él pudiera entrenar.
¿Qué pasó?, ¿que Nuno y Mendes quisieron planificar la plantilla por su cuenta?
No lo sé porque no nos lo dijeron: quizá pensaron que tras todo el trabajo del año anterior podrían hacerlo a su manera; o si es que la propiedad (Peter Lim) se lo prometió antes. No habló claro. Era muy fácil Aunque te duela, en el fútbol aceptas lo que sea cuando te hablan claro. Nosotros no somos los dueños del club porque tengamos un pasado (como jugadores). Solo queríamos sumar.
¿Hablaron alguna vez con Lim?, ¿y con Layhoon?
Nunca hablé con Lim. Con Layhoon sí. El trato fue normal.
Cuando ustedes se fueron, ¿se pagó un sobreprecio por Abdennour (22 millones)?
Es el mercado. No es un mal futbolista, pero no ha estado para lo que se esperaba de él.
¿Y la venta de Otamendi?
Se veía venir. Tuvo un excelente rendimiento, todos crecieron a su alrededor y él también, se hizo fijo en la selección. Pagamos 12 millones más 3 por objetivos.
El haber sido central, ¿le dio un ojo clínico para fichar centrales (también Mustafi)?
Tanto Rufete como Joan Salvans era difícil que no coincidiéramos en el corte de jugadores que necesitábamos. Hemos tenido de todo, errores y aciertos, pero cumplimos con el objetivo de volver a la Champions.
El nuevo director deportivo, García Pitarch, ha cedido a dos jugadores, Orban y Rodrigo de Paul, traídos por ustedes, ¿cree que quiere borrar su huella?
No, Suso es un chico muy preparado, me deja tranquilo. No coincidimos en los gustos y ya está. Él mira lo mejor para el Valencia y nosotros también.
Repasemos sus siete cursos y cuatro títulos como jugador del Valencia. ¿Héctor Cúper?
La seriedad de un profesional al que estoy agradecido por llevarme al Valencia. Ojalá pudiéramos jugar finales como con él.
¿Rafa Benítez?
Un estratega muy encima del futbolista para que rindiera.
¿Quique Flores?
Su mensaje llegaba más fácil al futbolista que el de Rafa. Yo ya tenía cierta edad y entendía lo que quería el entrenador.
¿Aimar?
Un amigo fuera de la cancha y un jugador exquisito.
¿Drogba?
De los delanteros que si marcas bien te dan prestigio. Intercambiamos las camisetas y tengo la suya dedicada.
¿Por qué llegó tanto a la piel de Mestalla?
Porque no me guardaba nada. Todos me recuerdan el gol de Málaga (primera Liga), pero fueron muchos partidos en los que mantuvimos el rendimiento alto: estaba muy bien rodeado, atrás (Cañete y Palop) y adelante. Nivel alto sostenido.
Usted, a los 15 años, jugó con su padre, de 35, en el San José. ¿Ha podido jugar con su hijo?
Cumplí un sueño, sí, en un partido benéfico de D’Alessandro en Brasil de jugar con mi hijo, de 19 años, que es extremo y está en Banfield. Es el único varón de mis cinco hijos (de 26 años, 17, 11 y 6).
¿Por qué Pellegrino no triunfó en el Valencia como técnico?
El Flaco ya era entrenador dentro de la cancha. Pese a su seriedad es un tipo chistoso: en los mometos complicados, tenía la palabra justa para distender. Muy inteligente: confío en él como entrenador (ahora en Independiente). Empezaba y le faltó que confiaran en él.
