Poco importa que hayan pasado años, décadas, generaciones y épocas. La repetición de las jugadas y los goles de Mario Alberto Kempes levantan todavía elogiosos «ooooh!» entre los aficionados del Valencia. Por ejemplo con un potente eslalom sorteando las temibles entradas de los defensas del Elche „ «y sin canilleras», remarca Marito„. Es lo que tiene haber sido el mejor jugador de la historia del club. Así se vio ayer, ante 200 espectadores, en el primer «Fòrum Algirós» organizado por la Fundación del Valencia. Un acto que sirvió para constatar que el cariño que despierta el Matador sigue intacto, con la misma emoción de las primeras veces. «Estoy orgulloso de haber alegrado la vida con goles y esfuerzo a los seguidores del Valencia», afirmaba Kempes, que a los 61 años sigue humilde, quitando protagonismo a sus gestas.

Con el hilo de las imágenes del aplaudido Conexión Vintage elaborado por Paco Grande para Teledeporte para glosar la figura de Kempes, se fue repasando su trayectoria en Valencia en aquel fútbol en el que los goles se celebraban con tracas e invasiones de campo. En un acto conducido por Paco Lloret, Kempes rememoró vivencias flanqueado por dos de sus mejores compañeros y amigos: Ricardo Arias y Darío Felman.

«Al Valencia no se le conocía por ser el Valencia sino por Kempes. Pero más allá de que fuera el mejor jugador del Mundo, de que era un dios dentro del vestuario, y de que era nuestro 'Cid Campeador', para mí era mi amigo», señaló Arias, despertando aplausos.

«Tenía un golpeo terrible. Era un jugador total, nos ayudaba a defender los córners y desde allí podía elaborar su propia jugada y acabar en gol. Era una garantía de éxito. Nuestro trabajo era mantener la portería a cero porque si tenía una la iba a tener, por eso lo queríamos hasta cojo y lo hicimos jugar cojo», insistía Arias. «Es el mejor jugador que jamás pisó esta tierra. Era el tío mas capaz. Un ganador. Un tío que dejaba su vida por el Valencia, que no soñaba con jugar en el Madrid, en el Barcelona o en el Manchester. Jugaba con el tobillo roto o sin descansar. Se merecería muchos homenajes porque fue el más grande», sentenció Felman.

Santiago Cañizares, Jaume Ortí, Blas Madrigal, el hijo de Ramos Costa (el presidente que lo fichó) y la hija de Pasieguito (su descubridor), no se perdieron la cita en la Fundación Bancaja.