Es una pena ver y comprobar cómo ha bajado el nivel de competitividad del Valencia en los últimos años. No hace mucho tiempo el club de Mestalla era el tercer equipo de España o el primero de la otra Liga. Pensar en esos tiempos, donde a mucha gente le parecía poca cosa, da hasta vértigo. Qué felices seríamos ahora estando por delante, como lo estábamos (habrá algún-os responsables) del Atlético de Madrid, Villarreal, Sevilla o el propio Athletic Club.
Sí, eso era así. Para los que han llegado del planeta Marte hace poco, que sepan que esa era la situación real del fútbol español. Y es que jornada tras jornada, el Valencia no para de dar pasitos atrás, no sólo en la clasificación de Primera, sino en la imagen y la capacidad futbolística de un equipo venido a menos.
Ayer el Athletic Club manejó por completo el partido. Valverde (¡ay Valverde!) decidió cuando se tenía que acabar el cuento y así lo hizo. Sacó a San José y a Aduriz y colorín colorado. El equipo grande parecía el suyo. Partido igualado, ocasiones falladas por parte del Valencia, pero al final gana el de siempre. Y eso es precisamente con lo que hay que acabar.
El equipo de Neville no mereció perder el partido de esa manera. Pero en el fútbol los merecimientos no dan puntos.
Y aun más. Estoy seguro de que si Dani Parejo tuviera un abuelo o una bisabuela vasca el propio Valverde se lo llevaría a Bilbao, pero no para enseñarle el Guggenheim, sino para darle los galones de su equipo. El valencianista dio su mejor versión a las órdenes del técnico del Athletic, ayudado también por un entorno, tanto en el equipo como en el Club, muchísimo más propicio. Al menos, eso es lo que piensan los futbolistas que han vivido en sus carnes esta involución de la entidad.
Hay mucho trabajo por hacer. Mucho por recuperar. García-Pitarch ya lo dijo en 2006 en su presentación como director deportivo del Atlético de Madrid: «El Valencia es el ejemplo a seguir».
Tanto se fijaron en el Valencia que nos pasaron por todas partes. En el capítulo de ingresos, que parece menos visible, el Altético de Madrid ya ha superado los 200 millones. En lo deportivo, simplemente es lo que vemos. Diez años después, García-Pitarch diría claramente que «el Atleti es el ejemplo a seguir». Suso tiene la clave.
