La UEFA avaló ayer una de las mayores injusticias del fútbol moderno: el gol de penalti no concendido a Alberto Gil, mediocampista del Valencia juvenil, en la tanda del partido de octavos de final de la Youth League ante el Chelsea en la ciudad deportiva del club londinense el pasado 23 de febrero. El balón atravesó claramente la línea de gol, pero fue rechazado por una barra oblicua junto al poste izquierdo del meta «blue», Bradley Collins, sin que lo advirtiera el árbitro suizo, Adrien Jaccottet, ni ninguno de sus asistentes, que no concedieron el tanto. La UEFA desestimó ayer el recurso presentado por el Valencia alegando que fue «un error de apreciación» del árbitro y, en estos casos, «no hay precedentes» de que se repitiera el partido o, en este caso, la tanda de penaltis.

«Pocas dudas»

El recurso del Valencia estuvo basado en que no se trató de un error de apreciación, sino de interpretación. Es decir, el club de Mestalla defiende que se conculcó la normativa al disputarse el encuentro con unas porterías no homologadas.

«No hay ninguna normativa respecto al material del campo», responden desde la UEFA. El Valencia también apeló al «fair play» del trofeo, la Champions League juvenil, en el que no hay un objetivo comercial sino meramente deportivo. Tampoco convenció este argumento al organismo internacional del fútbol. «El recurso del Valencia está muy bien argumentado», reconocen fuentes de la UEFA, «y podemos estar de acuerdo con lo que dice, pero desde el punto de vista legal no se puede mandar repetir la tanda de penaltis porque no hay precedentes cuando es un error de apreciación. Hemos tenido pocas dudas».

El Valencia emitió ayer un comunicado muy tibio: «El club lamenta la decisión tomada por la UEFA. Queremos animar a nuestros jóvenes jugadores para seguir motivados y seguir creyendo en el juego limpio». El juvenil A había empatado 1-1 el encuentro con el Chelsea con un tanto de penalti transformado por el mediocentro Carlos Soler. En la tanda de penaltis, el Chelsea se impuso 5-3 aprovechando el desconcierto valencianista después de que el árbitro suizo no viera el clamoroso gol de Alberto Gil en el segundo lanzamiento de la ronda de penaltis. El propio Chelsea, en su página web, reconoció que el balón había entrado. Las protestas de los valencianistas, sobre todo por parte de su portero, Sivera, que había sido un testigo privilegiado, quedaron en agua de borrajas. Jaccottet, en caliente, no quiso dar marcha atrás y reconocer el error. La tecnología en la línea de gol será aplicada a partir de la Eurocopa de Francia el próximo verano. Camino de la final de Nyon, el Chelsea juvenil se enfrentará al Ajax.

La UEFA se ampara en un precedente igual de escandaloso que el gol birlado a Alberto Gil. Fue en octubre de 2013 en la Bundesliga. En el Bay Arena, de Leverkusen, el Bayer se impuso 2-1 al Hoffenheim con un tanto de Kiessling que entró en la portería por un agujero en el exterior de la red. El árbitro concedió el gol y la federación alemana no mandó repetir el encuentro.

Error de interpretación

La UEFA mandó repetir el año pasado un Inglaterra-Noruega femenino al entender que hubo un error de interpretación: el árbitro anuló un gol de penalti porque una jugadora rival había entrado en el área. La norma dice que si se transforma un penalti y alguien del cuadro rival entra en el área, no debe ser anulado. De ahí la repetición del penalti.