El Valencia recuperó el paso anoche en la Liga gracias sobre todo a un Cheryshev listo para todo: la picardía en el primer gol (le pisó el pie a Kameni propiciando el error del meta camerunés) y la contundencia en el segundo, al disparar cruzado un excelente servicio de André Gomes. Cheryshev protagonizó la remontada y después dejó que sus compañeros la defendieran, sabiendo sufrir, ante un Málaga histérico, desinflado por la lesión de Cop, y desafinado por un victimismo desaforado. Javi Fuego, en su vuelta a la titularidad, le dio serenidad al equipo y Alcácer se impuso en todo a sus dos marcadores: Albentosa y Filipenko. El delantero valenciano también domina el arte del contragolpe.

No es que Kameni sea mayor para un portero, 32 años, pero lleva una eternidad como profesional porque a los 16 ya era titular de Camerún en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000. Su autogol en el minuto 41, tras palmear hacia su propia meta un centro desde la derecha de Alcácer, parecía un error monumental. Sin embargo, tenía razón en sus protestas al árbitro: González González (GG). Cheryshev, como quien no quiere la cosa, le había pisado y eso pudo generar cierta inestabilidad en Kameni que acabó pagando. El Valencia se fue al descanso con un empate y ni un solo disparo a puerta. El trabajo sucio lo había hecho, voluntaria o involuntariamente, Cheryshev, y, a continuación, el propio Kameni.

El Valencia mostró en ese primer tiempo defectos endémicos: equipo plano y previsible, pusilánime en las áreas. Incapaz de frenar el juego entre líneas de Juanpi. De una acción suya llegó el gol del Málaga. El rechazo lo cazó Charles, dentro del área, para batir con un tiro en parábola, favorecido por el rebote en los pies de Mustafi, inalcanzable para Alves.

Cheryshev comenzó la segunda parte como un cohete. Cuando arranca, se va con facilidad y mete centros de primera. O dispara a gol en diagonal un excelso pase de André Gomes desde la posición de interior derecho, con el efecto justo y la espalda de la zaga malagueña. Por fin André Gomes entendió mejor el juego, sin conducir tanto y sí distribuyéndolo donde más convenía.

En medio de un histerismo del Málaga contra GG, un pase en profundidad de Javi Fuego dejó a Alcácer en disposición de regalar otro gol a Cheryshev. Alcácer quiso enviar la pelota tan tensa que se pasó de frenada. Y no llegó Cheryshev. Alcácer dio una lección de cómo correr a la contra y entregar dos balones de oro a Rodrigo, desaprovechados ambos por la torpeza de este con la pierna derecha, siendo zurdo cerrado como es. Le falló el control. Alcácer sirvió ayer para todo; hasta para defender de lateral derecho.

Rodrigo, sin frescura

Javi Gracia, expulsado por sus protestas, sacrificó a Ricardo Horta, sustituto del lesionado Cop en el primer tiempo, en busca de la profundidad de Atzu. Pero el Valencia se defendió con templanza y no dio opciones de remate. Al cuadro de Neville le faltó remachar alguna contra, pero ahí Rodrigo, pese a su velocidad, careció de frescura mental. El Valencia, sin alardes, vuelve a sentirse capaz de reaccionar y tratar de huir de la tierra de nadie.