Como buen amigo de Francisco Camps y Rita Barberá ¿cómo valora sus problemas judiciales vinculados a la corrupción?

Mi opinión desde fuera no es fácil. Me parece justo que si alguien se equivoca deba pagar lo que sea, claro. Pero una cosa es que alguien se equivoque queriendo trabajar y hacer las cosas bien. Eso le pasa a todo el mundo. Equivocarse a propósito entraña más culpabilidad. Pero hay que mirar hacia adelante. Si miramos muy atrás, es más complicado seguir y progresar.

Entiendo que me dice que no ha existido mala voluntad.

Hay que mirar los errores cometidos años atrás, para hacerlo mejor. Hay que estudiar cuál fue la evolución económica y social de que experimentó España. Antes España no estaba entre las primeras potencias. Luego miró a derecha e izquierda. A Inglaterra, Alemania, Italia, Francia... para hacer las cosas mejor.

¿Usted, que tiene unas posiciones conservadoras, qué opina del cambio de gobierno izquierdista que ha habido en Valencia?

Sí ha habido un cambio es porque la gente quiere que mejoren las cosas. No soy de derechas ni de izquierdas. A estas alturas de la vida la ideología es una utopía. Todo el mundo quiere tener trabajo, pagar menos impuestos y vivir mejor. Hay que dar espacio y cariño a este nuevo gobierno, sin duda, para que mejoren las cosas, porque venimos de seis o siete años bastante malos, a nivel de trabajo, calidad de vida. Hay ganas de mejorar, queremos ver la luz, pero sin olvidar que la base económica de la ciudad de Valencia debe ser el turismo.

¿Cree que se debe aumentar el valor del turismo?

Me refiero a que no disponemos quizás de todo el potencial que sí tienen Londres, Roma o Madrid. Cuando un turista ve Valencia se queda encantado, pero hay que darla a conocer más. La Fórmula 1 o la Copa América han traído cosas negativas, por una mala gestión, o en la Ciudad de las Artes y las Ciencias ha habido muchos sobrecostes... Pero si no llega a ser por los grandes eventos, aquí no vendría tanto turismo, hay que ser sinceros. Y ya cuando se viene aquí y se conoce el Mercado Central, la Lonja, el río, el zoo, la playa, la forma de vida, la gente se queda alucinada. Hace veinte días regresaba de noche en avión a Valencia y me di cuenta que la Ciudad de las Artes no estaba iluminada. Entiendo que es un gasto, pero no me creo que no se encuentren patrocinios. No se puede tener apagado lo más emblemático de la ciudad. En París ves la Torre Eiffel siempre iluminada y cambiando de colores. Es un gasto que tiene un retorno.