La temporada 1997-98, a caballo entre Jorge Valdano y Claudio Ranieri, no pasó a la historia del Valencia. El equipo blanquinegro selló la campaña perdido en la zona media pero en el trabajo desplegado en los entrenamientos de la segunda vuelta de ese campeonato se sentaron las bases del que sería el mejor Valencia de la historia. Con Ranieri se implantaron hábitos y un estilo de juego definido que quedaría perfilado con jugadores que, como el Piojo López o Mendieta, iban a abanderar el futuro.

Se implantó una semilla que fue continuada por cuerpos técnicos que evolucionaron la idea original, con Héctor Cúper y posteriormente Rafa Benítez. Las ventas de jugadores no alteraron los resultados: dos ligas, una Copa, una Copa de la UEFA y una Supercopa de España. Una época triunfal concentrada en cinco años en los que el primer equipo, en realidad, no dejó de transformarse. Del equipo campeón de la Cartuja en 1999 al que cerró el doblete en 2004 solo quedaban Cañizares, Angulo y Carboni. La fuerza real residía en la inercia «cultura de club», la misma que Pako Ayestarán intenta recuperar, convenciendo de su propósito a Peter Lim.

El técnico vasco desconoce si seguirá la próxima temporada en el banquillo valencianista y ha preferido no trasladar de momento a su familia „residente en Inglaterra„ a la ciudad en espera de ver cómo se define su futuro. Sin embargo, espera aprovechar los ocho partidos restantes de esta temporada, no únicamente para enderezar el juego del equipo y confirmar la salvación, sino también para empezar a consolidar las costumbres del día a día en cada entrenamiento y en la relación entre las distintas área técnicas que definan el Valencia del mañana. Una meta en la que cuenta con el máximo grado de autonomía y el apoyo pleno del director deportivo, Jesús García Pitarch.

Los cambios afectan a todos los ámbitos. Uno de ellos es, como Ayestarán aseguró a la 97.7, será obligar a los jugadores no convocados a presenciar los partidos desde el palco de Mestalla, algo que no se produjo en el pasado duelo ante el Celta: «Voy a hacer borrón y cuenta nueva. Creo que es de sentido común y los jugadores lo entienden. No se volverán a producir situaciones de ese tipo», indicó.