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La pizarra de Javier Subirats

Mucha dinamita y poca contundencia

Mucha dinamita y poca contundencia

La victoria del Sevilla alejaba al Valencia del repentino objetivo planteado estas semanas de ir a la caza de un puesto europeo, pero no dio ninguna impresión de condicionar al Valencia en su salida al Coliseum Alfonso Pérez. Al contrario, todo eran señales de la continuidad del buen juego mostrado ante el Eibar, aderezada por la confianza de haber sumado tres victorias consecutivas. A su favor, además, jugaba tener enfrente a un rival acuciado por sus necesidades clasificatorias. Al Getafe sólo le valía la victoria y, efectivamente, demostró su ansiedad en un inicio de partido marcado por su nerviosismo.

Posesión blanquinegra

El Valencia empezó mandando en el partido, con el dominio del balón y la búsqueda de la portería contraria. Nada más empezar, Alcácer disfrutó de una ocasión a pase de Rodrigo para adelantar al Valencia, pero estuvo acertado Guaita. Desde el principio, el Getafe replegó líneas, estuvo muy cerrado atrás, a sabiendas de que le cuesta mucho encontrar la portería contraria y que un gol en contra le sería muy difícil de superar. El conjunto de Esnáider intentaba no perder el balón, recurriendo a los pases largos para buscar el contraataque. Pero esos balones acababan fácilmente en los futbolistas del Valencia.

El juego estaba bien definido. El Valencia era el que tocaba la pelota, el que tenía la posesión, pero ese dominio no se traducía en jugadas de peligro, vista la buena disposición defensiva del Getafe.

Ocasiones aisladas

El equipo azulón dispuso, pese a todo, de dos buenas ocasiones. Una de Álvaro Vázquez, propiciada por un fallo de Siqueira en la colocación, y la otra en un disparo del certero Pedro León al larguero. Pero fueron dos acciones aisladas. En definitiva, la primera parte fue más táctica que otra cosa, con los dos equipos bien cerrados.

El gol cantado de Parejo

En la segunda mitad, Ayestarán hizo dos cambios de salida, con la entrada de Santi Mina y Cancelo en busca de mayor profundidad. Es evidente que el entrenador del Valencia buscaba más proyección en ataque. el Valencia se quedó con Javi Fuego, Parejo y André Gomes en el centro y arriba, Rodrigo, Santi Mina y Alcácer. Había dinamita sobre el campo, pero poca contundencia. El gol llegó pronto, en una jugada a balón parado. Cuando el árbitro pitó la falta, todos en el Coliseum Alfonso Pérez sabían ya que era el lugar perfecto para Parejo. El centrocampista salvó la barrera y puso al Valencia por delante en el marcador.

Parecía más fácil

A partir de ahí parecía que iba a ser más fácil para el Valencia, por la ansiedad que supuestamente iba a crear en el Getafe. Pero fue todo lo contrario. Los locales se soltaron y empezaron a jugar con más fluidez entre todas las líneas. Pedro León dispuso de una ocasión clara, que retrataba el desbarajuste defensivo del Valencia. Después llegó el 2-1 en un error clamoroso de Abdennour. En vez de ir a por la pelota con la cabeza o con el cuerpo, dudó y fue en su busca con el pie. Un error que aprovechó Scepovic , que se fue por velocidad y batió con clase a Alves.

Con Negredo, dos puntas

Con el 2-1, el Getafe jugó incluso con más insistencia. El Valencia había puesto más pólvora en ataque con la entrada de Negredo. Otra vez dos futbolistas en punta y el resultado no pudo ser mejor. En una acción aislada del atacante vallecano, llegó el empate. Negredo firmó una jugada excelente, internándose en el área y, con mucha clase, cedió la pelota a Alcácer, que de volea batió a Guaita para conseguir el 2-2.

Empate insípido

El punto le sirve de poco al Getafe, pero tampoco le da para mucho al Valencia. El Sevilla ya ha puesto demasiada tierra de por medio con sólo tres jornadas para el final. Al equipo madrileño el resultado le sirve de poco por lo que había hecho en la segunda parte, en la que fue mejor.

Otra vez las dudas

La conclusión es que, tras el gol de Parejo, cuando más posibilidades iba a tener el Valencia de buscar el contraataque, el equipo de Ayestarán se vino atrás con muchas dudas.

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