­«Cuando me llevaron por primera vez a Mestalla todavía iba con pañales». Merchina Peris, de 56 años, asegura que se crió «entre balones y césped». Las primeras imágenes que le asaltan aparecen vinculadas al fútbol, acompañando en los desplazamientos europeos del Valencia a su padre, Vicente Peris, el histórico gerente que entró en la entidad como chico de los recados en julio de 1939 y que acabó colocando al club en la vanguardia internacional. Crecida en ese ambiente, era «inevitable» que quisiera convertirse en futbolista. Y también que estuviese destinada a marcar el primer gol de una mujer en el campo de Mestalla.

Sucedió el 10 de septiembre de 1970, en los prolegómenos del amistoso del Trofeo Naranja que el Valencia, entrenado por Alfredo Di Stéfano, debía disputar ante el Partizán de Belgrado. En un tiempo en el que las liguillas de mujeres eran poco frecuentes, reunían a escasos equipos y no tenían oficialidad alguna, el Valencia cedió el campo de Mestalla, a rebosar como era norma en los torneos estivales de antaño: «Era una liguilla incipiente, no reconocida, en la que jugábamos 5 o 6 equipos como mucho. No se podía usar el nombre de los clubes, pero sí te dejaban utilizar el escudo». De esa manera, la Selección Valencia, vinculada al Valencia CF, se midió al Sporting Levante, asociado al Levante UD: «Los equipos los integrábamos niñas de 10 a 15 años. Éramos como las teloneras», rememora Merchina con nostalgia a Levante-EMV.

La Selección Valencia ganó por 3-0 y Peris recuerda con nitidez todas las sensaciones de una «experiencia mágica». «Yo tenía 10 años, salí de suplente y marqué el primer gol de una mujer en Mestalla. Marqué y mi padre saltó al césped dando saltos para felicitarme. Hasta jugadores como Claramunt y Sol, que esperaban en el túnel de vestuarios para salir a calentar para su partido, lo festejaron también como aficionados». Merchina precisa que aquel «no fue el primer partido femenino» que se había celebrado en el estadio: «Había otro precedente, de la temporada 27/28 en el que se enfrentaron las trabajadoras del Teatro Apolo con las del Teatro Ruzafa. Jugaron con faldas. El partido, sin embargo, acabó empatado a cero».

El pasado futbolístico de Merchina Peris fue rescatado ayer por Layhoon Chan en el coloquio «Mujeres y fútbol» organizado por el Valencia CF y ONU Mujeres. La presidenta del club de Mestalla hizo referencia a una entrevista a Merchina en el programa de mano que el Valencia elaboró el 24 de enero de 1971 para el partido contra el Granada, meses después de aquel primer gol en el campo. En esa pieza, Merchina aseguraba haber pedido a su padre que «fundara un equipo de niñas». Vicente Peris era el hombre fuerte del Valencia y falleció apenas un año después de un ataque al corazón durante un encuentro ante el Atlético. Layhoon, ayer, presentó al resto de ponentes y asistentes a Merchina, «a la niña de 10 años», presente ayer también en el acto.

La relación de Merchina con el fútbol no se limitó, sin embargo, a la anécdota recreada con afecto por Layhoon Chan. La voluntad de convertirse en futbolista de Merchina continuó firme. Y contó posiblemente con el mejor profesor para ello: «A veces, cuando acababan los partidos del Valencia, saltaba al campo con los hijos de otros jugadores y el mismísimo Alfredo Di Stéfano me daba alguna masterclass. Era algo gruñón y tenía que ser cuando él quería», bromea. Con su temperamento y acento porteño, el técnico del Valencia impartía la lección: «´Cogé un vasito de plástico y ponélo al lado del poste´, me decía». El ejercicio consistía en chutar las veces que hiciera falta hasta tumbarlo: «Mejoré mucho mi técnica y con esos ejercicios me enseñó a tirar penaltis rasos», recuerda. En un contexto social en el que el fútbol femenino era visto «como algo muy raro», Merchina entrenaba con su equipo «a las ocho de la mañana para poder ir al colegio a las nueve».

Con los años, ya en los 80, y formando equipo con Amparo Mestre, hija del mítico defensa valencianista Manolo Mestre, Merchina jugó en el equipo femenino de Distrito 10, el referente del fútbol sala en la ciudad por aquella época. A finales de esa década, junto a Paco Polit, Berna Molina y Pepe Ibáñez, Merchina, como delegada de la selección valenciana, estuvo en el comité que integró al fútbol femenino local en la Federación Española de Fútbol. Un logro conseguido a base de constancia, la que aplicaba los domingos por la noche llamando a las redacciones de los periódicos y las radios, «para rogarles que dedicaran al fútbol femenino un mínimo espacio, unos cuantos segundos en los programas. Si no llamaba, no salía nada». Desde la perspectiva de ese compromiso, Merchina ve «con mucha alegría y un poco de envidia» el momento de expansión que vive el fútbol femenino en España, por fin consolidado. Un gol en el que, como aquel de 1970, también ha contribuido decisivamente.