Quique Sánchez Flores se suma a la lista de candidatos al banquillo del Valencia y es una seria alternativa si Pako Ayestarán no acabase renovando. El técnico madrileño, de 51 años, dio ayer el primer paso para ganar peso como futurible, una vez que el Watford anunciara oficialmente que no va a continuar la próxima temporada en el club del noroeste de Londres. «Nos gustaría dar las gracias a Quique. Tanto él como el equipo han conseguido el objetivo que se puso en el inicio de temporada de permanecer en la Premier League por segundo año. Deseamos lo mejor a Quique en el futuro y siempre será bienvenido en Vicarage Road», rezaba el comunicado del club.

El nombre de Quique encaja con el perfil buscado por el Valencia. Es de la plena confianza del director deportivo Jesús García Pitarch. En los 80 coincidieron con poco más de veinte años como jugadores en el Valencia. Entre 2009 y 2011 volvieron a cohabitar, esta vez como entrenador y director deportivo, en el Atlético de Madrid. En la orilla del Manzanares trabajaron en plena sintonía, y con más que aceptables resultados deportivos. Una Liga Europa ganada contra el Fulham en 2010, una Supercopa de Europa tras derrotar ese mismo año al Inter de Milán. Podría haber caído un tercer título de no haber perdido la final de Copa del Rey contra el Sevilla.

Los puntos de encuentro entre Suso y Quique tienen continuidad en la propuesta futbolística. En su estancia en el Atlético, el preparador asentó los cimientos del estilo de juego sólido en defensa y agresivo que Diego Pablo Simeone ha perfeccionado a la enésima potencia competitiva. El Atleti dejó de ser un club de alma taciturna. Esa misma filosofía aguerrida y fiable en la retaguardia es la que se quiere imprimir para que el Valencia recupere las señas de identidad. En la balanza también está su propio legado como técnico valencianista, desde la temporada 2005-2006 hasta los inicios de la 2007-08. El equipo cumplió objetivos: dos clasificaciones para la Liga de Campeones, una reñida eliminatoria de cuartos de final de Champions ante el Chelsea. Sin embargo, Quique siempre estuvo discutido, en un contexto marcado por los delirios de grandeza de la etapa presidencial de Juan Soler. Su fútbol se catalogaba de «aburrido» y su figura también se desgastó con el enfrentamiento directo con Amedeo Carboni, jugador que no era de su cuerda y a quien Soler acabó elevando como director deportivo. Cuando fue destituido, en noviembre de 2007, el Valencia estaba a cuatro puntos del líder. De aquella experiencia, y de su paso posterior por Atlético, Benfica, Emiratos Árabes e Inglaterra, Quique afirma haber evolucionado y madurado como técnico.

Una hipotética incorporación supondría un giro en la política de contrataciones, dejando atrás los fichajes de técnicos primerizos sin experiencia en la Liga española, a otros con conocimiento de la casa y pedigrí valencianista.