El Valencia presenta hoy la campaña de abonos para la próxima temporada con un claro objetivo: no volver a perder masa social. Todo un desafío para los gestores del club después de la peor temporada del equipo desde el año del descenso (1986). El primer paso para que la venta de pases no disminuya está dado, después de que la presidenta, Layhoon, anunciase la semana pasada la congelación de los precios. El director comercial, Peter Draper, desgranará hoy el resto de alicientes. El club ofrece precios especiales a los más jóvenes y a los aficionados que acuden a Mestalla desde fuera de Valencia, principalmente.

El club de Mestalla confirmó el verano pasado la recuperación de parte de la masa social perdida en los años anteriores. Superó la barrera de los 39.000. Había argumentos de peso para acudir a las taquillas: el Valencia volvía la Liga de Campeones dos años después, y el proyecto de Peter Lim ofrecía señales positivas. Las nuevas ilusiones que trajo consigo el aterrizaje del empresario de Singapur en Mestalla había provocado, el año anterior, un aumento considerable de abonados. Entonces, se habían incorporado al equipo Otamendi, André Gomes, Rodrigo, Mustafi y Negredo, a última hora. El Valencia acertó de pleno, al menos en el área social, con el nuevo lema («Tornem»).

El fracaso de esta campaña, en la que el equipo blanquinegro ha estado lidiando con el descenso en la recta final de Liga, ha supuesto un duro revés para la ilusión del valencianismo. Dejado en las manos de Nuno, el proyecto deportivo resultó un desastre, agravado con la apuesta posterior por Gary Neville. El resultado ya lo saben todos los valencianistas.

El reto de frenar una inevitable caída de socios ofrece, como contrapeso, un proyecto construido otra vez desde el despacho de un director deportivo (Suso García Pitarch) y con un entrenador que no pertenece a la órbita de Mendes. Los fichajes del verano dirán si hay o más alicientes para el aficionado.

El Valencia ha tardado 5 años en acercarse a los 40.000 abonados. Tocó techo en la temporada 2007-08, con 46.000 pases vendidos y la mirada puesta en el nuevo estadio (en 2009 se «vendieron» 4.000 plazas para el recinto de la Avinguda de Les Corts, atendiendo a la lista de espera). A partir de ahí, la crisis económica empezó a hacer mella. También el inconformismo atávico del valencianismo: comenzó un descenso de abonados, pese a que el equipo se clasificó tres temporadas consecutivas (entre 2010 y 2012) directamente para la Champions. El lastre de las ventas de las principales figuras del equipo (Silva y Villa, en 2010; Mata, en 2011) afectó más al aspecto de la grada que al rendimiento del equipo, que se mantuvo en lo alto. Sin embargo, el Valencia perdió 14.000 abonados en 5 años hasta tocar fondo en el curso 2012-13, cuando sólo 32.000 aficionados pasaron por taquilla a retirar el pase.

El último servicio de Vicente Andreu, presidente en funciones tras el adiós de Manuel Llorente y antes de la investidura de Amadeo Salvo, fue el de rebajar los precios hasta en un 20 por ciento, en verano de 2013. El club recuperó 2.000 abonados, 7.000 desde entonces con el nuevo proyecto.