Surgió el debate el jueves en nuestro Esports97-Nit sobre el anuncio que el Valencia ha lanzado este año para la campaña de abonos. Y todos coincidíamos en que el anuncio está cuidado y publicitariamente es poco contestable, pero no es lo que necesita ni el el valencianista, ni el valencianismo. Ni por mensaje de presente, ni por mensaje de futuro.
Partiendo de la base de que es una campaña de abonos y el señor del anuncio no acude cada domingo a Mestalla (le pone la radio a los extrarrestres cada domingo para buscar su respuesta), la temática de fondo vuelve a emanar cierta melancolía. Otra vez el recuerdo a «lo que fuimos», «al equipo glorioso del doblete». Tengo la impresión de que es el ítem al que se cogieron con fuerza los nuevos propietarios ante la insistente presión popular que señalaba la falta de conocimiento de la nueva empresa que gestionaban. Y tanto uso del doblete lo está desgastando a pasos agigantados.
El Valencia debe dejar de ser Norma Desmond en «El crepúsculo de los dioses», la estrella que sólo sabía argumentar su triunfal pasado, pero no sabía salir más allá de él. Es necesario tener referentes, pero no todos los recuerdos te van a reconducir al éxito. El club tiene ejemplos muy evidentes tras las recientes y amargas experiencias con Pellegrino y Djukic.
Hay que dejar de una vez el pasado y mirar con optimismo al futuro. Creo que este sería un mensaje que motivaría mucho más que seguir mirando hacia atrás.
Hasta Suso García Pitarch se ha visto envuelto en una polémica por intentar llamar la atención sobre la preeminencia de la historia valencianista con respecto a la del Sevilla (otra vez Norma Desmond).
Y cierto es que el Valencia sigue por delante históricamente del Sevilla. Como hasta hace poco estaba por encima del Atlético de Madrid. Pero en lugar de proclamar que estás históricamente por delante en la clasificación o en títulos, hay que dejar a un lado ese orgullo mal entendido o con el Sevilla te acabará pasando lo que te ocurrió con los colchoneros. Hay que aprender de cómo lo hicieron ellos. Hay que aprender de cómo lo hizo el propio Valencia para tener más socios tras el descenso de los que tenía en Primera. Hay que recordar cómo hizo el Valencia para levantarse tras perder en un verano la segunda final de Champions, a su entrenador, a su presidente y a la estrella del equipo, y ganar una liga. No hay que recordar tanto el éxito pasado como sí la capacidad de recuperarse de los golpes, la de levantarse ante la adversidad y la de regenerarse cuando vienen peor dadas. Ése para mí debería haber sido el hilo argumental de la nueva campaña de abonos: la capacidad de levantarse cuanto más fuerte es el golpe encajado. Es apasionante partir desde la desconfianza de todos (así se gestaron las mejores campañas del club de Mestalla). Mirar hacia atrás otorga pocas soluciones. Mirar hacia adelante es sin duda mucho más motivador.
