¿Cómo era ese Valencia de finales de los setenta?

Yo alucinaba cuando iba a entrenar con Rep, Valdez, Diarte, Claramunt, Jesús Martínez... Un equipo que hacía grandes partidos en casa, pero le costaba fuera.

¿Cómo llega al Valencia?

Pasé un tiempo entrenando en el Valencia con Heriberto Herrera y jugando los domingos en el Paterna. En la 77-78 jugué media temporada en el Mestalla, con Paco Real en el banquillo, y Tendillo, Pablo, César... A mitad de temporada debuté en Cádiz y remontamos con 1-2.

¿De dónde eran sus padres?

Mi padre vino de Barcelona a una empresa textil y mi madre es de Biar (Alicante). Se conocieron en Badalona y vinieron a Paterna.

¿Siempre de mediocampista?

Siempre: buscaba el pase definitivo, con un buen uno contra uno. Lo mejor era el último pase y los desplazamientos en largo.

¿Le gustaba llevar el 10?

Sí, el 10 y el 8 son los interiores, los organizadores del juego.

¿Su ídolo?

Pelé y Cruyff. De los que jugaron conmigo, Tendillo y Arias; Solsona, la fuerza de Bonhoff; y delante, Kempes. Si le hacíamos llegar la pelota, acabaría en gol.

Solsona y Subirats, el 8 y el 10, ¡qué calidad técnica!

Sí, necesitábamos a alguien detrás para el trabajo sucio, Castellanos o Bonhoff.

A Castellanos el público le tenía tirria al principio. ¿Mestalla era tan exigente como ahora?

Sí, recuerdo un partido contra el Hajduk Split: íbamos ganado 5-2 en la primera parte y en la segunda, como no marcábamos, nos silbaron mucho.

Y ganó la Recopa contra el Arsenal en 1980.

Sí, acababa de venir de la mili. Después de debutar con el Valencia, me fui un año a hacer la mili a Girona, en Segunda B, jugué allí y fui seleccionado para la Sub 21 con Carrasco, Buyo, Marcos... Tuve suerte al volver porque estaba Di Stéfano, importantísimo para mi carrera. Le gustaba cómo jugaba yo. Me decía: «Subi, torero, ¿cómo estás?». La final de Heysel no fue bonita. Recuerdo más las fases anteriores, en Glasgow, ante el Rangers, y sobre todo, contra el Nantes y el Barcelona, muy emocionantes. Contra el Arsenal, fue muy táctico. Tenía 22 años. No pude tirar un penalti porque, faltando dos minutos para el final de la prórroga, entró Castellanos por mí.

Y la Supercopa de Europa.

Perdimos allí, 2-1 en Nottingham, y aquí ganamos 1-0 con gol de Morena. No la había ganado ningún equipo español.

¿Algún partido inolvidable?

Los de la vuelta a Primera, porque el descenso, en 1986, al ser valenciano, me dolió más. El año del ascenso disfrutamos mucho. El apoyo de la gente fue total. Nos quedamos algunos, Arias, Tendillo, Fernando..., incluso bajándonos la ficha, y nos quitamos la espina. La banda Quique-Subirats era muy buena, el centro del campo (Bossio, defensivo, Arroyo y yo como interiores y Fernando de media punta); de centrales, Arias y Giner, con Voro que empezaba; laterales Revert y Quique; y arriba, Sixto, Muñoz García y Alcañiz.

¿Cómo fue el descenso?

Tras la Recopa y la Supercopa, el equipo iba hacia abajo, con muchos problemas económicos.

Su despedida fue apoteósica.

Sí, siempre la llevo en mi corazón. Fue el final de la 89-90, el equipo había sido subcampeón de Liga con Espárrago, yo tenía 32 años, y fue una despedida muy espontánea. Me sacaron a hombros.

Y se retira en el Orihuela con una especie de pandilla salvaje.

(Jajaja) Tenía decidido abandonar el fútbol, pero me enrolaron y, en Segunda A, estuvimos a punto de subir a Primera, con Higinio, García Pitarch, el padre de Mata (zurdito como el hijo), todos muy veteranos, pero muy profesionales.

¿Qué le faltó para ser un buen entrenador?

Comencé en la escuela del Valecnia, con Albelda, Farinós..., siempre me ha gustado mucho entrenar. Me dio la oportunidad el Villarreal, en Segunda A. No tuvimos suerte porque teníamos un equipo para jugar bien y se pasó el año lloviendo. No había las infraestructuras que trajo después Fernando Roig, entrenábamos en las escaleras del Madrigal... Arroyo se lesionó, estaban Angulo, Albelda, Simeón, Salillas..., y la vida me llevó a los despachos.

¿Cómo surgió?

Al acabar con el Villarreal, vuelvo al Valencia y entro en la secretaría técnica de Jesús Martínez. Y, al irse él, le dijo a Paco Roig que yo sería una persona adecuada. Empecé como director deportivo, 97-98, pero ya antes había sido director de la escuela.

¿Cómo empezó todo?

El equipo con Valdano no funcionó: jugadores de gran calidad sin rendimiento. La primera decisión fue traer a Ranieri. Lo conocíamos de la Fiore y la Roma. Entendimos que podía darnos el carácter que nos faltaba.

Y ganan la Copa del 99.

Sí, la confirmación de una buena plantilla entre lo fichado por Jesús Martínez y lo que pude traer yo. Mi primer fichaje de jugador fue Adrian Ilie, muy importante.

¿Por qué llegó Cúper?

Ranieri tenía un acuerdo previo con el Atlético y quería irse. Cúper, del Mallorca, trabajaba bien tácticamente, que es lo que siempre he buscado en los entrenadores. Poco a poco fuimos conformando plantillas más fuertes hasta llegar a las dos finales de Champions.

El «fracaso» de las dos finales perdidas (2000 y 2001).

Desilusión, sí, fracaso nunca.

Y contrata a Benítez.

El mismo estilo, lo habíamos visto en el Tenerife, porque teníamos cedidos a dos jugadores, Curro Torres y Mista, y era un equipo bien trabajado.

¿Su peor fichaje?

Sabin Ilie. Defraudó mucho.

¿Baraja?

Un riesgo grandísimo porque no había jugado casi en el Atlético, aunque sí en el filial. Se habían ido Gerard y Farinós y había que reforzar el centro del campo. Junto a Albelda, formó un centro del campo fantástico.

¿Aimar?

Uno contra uno, jugador diferente, sabía desmarcarse...

¿Vicente?

Lo quería traer antes, pero tenía una cláusula muy alta con 15 años en el Levante hasta que intervino Jaume Ortí.

¿Ayala?

No había triunfado en Italia, pero era muy serio en el juego aéreo y nos dio consistencia.

¿Carew?

Lo recuerdo siempre por el frío que pasamos cuando fuimos a verlo a Noruego. Cuando estábamos a punto de firmarlo, falló mucho contra el Madrid y nos vino bien porque yo estaba negociando el precio. Muy rápido pese a su estatura.

¿Marchena?

Fue un cambio pelo a pelo por Zahovic con el Benfica. Gran rendimiento.

¿Rufete?

Lo firmamos del Málaga, con De los Santos, un trabajador nato, que lo conocía del Barça B, muy implicado.

¿Pellegrino?

Lo suyo no era la rapidez, pero sí su colocación, daba mucho a sus compañeros.

¿Kily?

Hubo piques entre él y Vicente, pero ganó el Valencia.

¿Fabio Aurelio?

Muy bueno técnicamente, le costaba defender y tuvo lesiones.

¿Por qué no sigue tras esos años de éxitos?

Acaba la Liga en 2002, voy al club, cierro un acuerdo por tres años, pero después me dicen que no, que son demasiados y que año a año. Si no tienen plena confianza, decidimos apartarnos y el Valencia trae a Suso García Pitarch. Yo me voy de ganar la Liga a un equipo de Segunda B, el Hércules, porque quería probarme. Y en dos años logramos subir a Segunda.

¿Por qué se llevó tan mal con Manuel Llorente?

Me he llevado muy bien con los presidentes (Paco Roig, Pedro Cortés, Jaume Ortí y Juan Soler). En un primer momento, cuando él se encarga solo de lo económico y yo de lo deportivo, el equipo era muy bueno, pero después es difícil controlar el ego. Quiso acaparar demasiadas cosas.

¿Por qué no ha vuelto al Valencia?

Hay pocos casos de alguien que haya sido 13 años jugador y cinco director deportivo, con tantos éxitos. Yo, el ego de ser director deportivo lo tengo cubierto. Creo que podría ayudar en cualquier parcela. Estaría encantado de estar en el Valencia siempre.

Suso lo tiene muy difícil.

Tiene una herencia complicada y poco margen de maniobra, pero sé de su capacidad de trabajo.

¿Qué piensa de Ayestarán?

Lo conozco porque cuando estaban en el Tenerife, fui a firmarlos y me pareció un tipo con mucho conocimiento, y muy bueno en la prepación física. Como entrenador lo conozco menos. Sé que tiene una gran ilusión, y, si Suso lo ha firmado, es que tienes las condiciones justas.

EN CORTO

Su segunda etapa en el Valencia, en 2005-06, fue más efímera. ¿Por qué apostó por Quique Sánchez Flores?

Quique, a parte de ser compañeros, y mucho más maduro que su edad, había entrenado al Madrid juvenil y al Getafe. Sabía que iba a trabajar bien tácticamente. Hacía años que el Valencia no estaba en Champions y lo logramos jornadas antes.

¿Y por qué se vuelve a ir usted del club?

Juan Soler me comenta que hay directivos que no están del todo contentos con el juego. Y me voy después de clasificarnos para Champions con tres o cuatro jornadas de antelación y habiendo fichado al máximo goleador en muchos años, David Villa. Pero bueno, a veces en el fútbol no tienes el reconocimiento que tú crees debes tener.

¿Cómo fue el fichaje de Villa?

Estando yo en el Hércules, en un partido con el Zaragoza B, saqué un acuerdo con el jugador. Sabía que el Zaragoza no iba a bajar la cláusula de rescisión (12 millones). Nos dijeron que si estábamos locos. Le sacamos un gran rendimiento deportivo y económico.

¿Y el de Patrick Kluivert?

Vino gratis, con Villa podría haber formado una gran delantera, pero no pudo mostrar su calidad por diferentes razones.

¿Por qué trajo a Miguel?

Un lateral que en esos momentos quería toda Europa. Ciertos problemas fuera del campo, lo devaluaron, pero demostró ser un lateral derecho de categoría.