La selección de Chile firmó el sábado su brillante pase a las semifinales de la Copa América con el protagonismo de dos exvalencianistas: el entrenador, Juan Antonio Pizzi, y el delantero Eduardo Vargas, unidos por el destino. En el 7-0 de la Roja a México tuvo especial protagonismo el futbolista, que sacó fuerzas de la adversidad. Apenas dos días después de haber encajado la noticia del infarto que sufrió su madre, anotó cuatro goles en el mejor partido de su carrera y catapultó a Chile a las semifinales. En el banquillo lo celebró Pizzi, seleccionador chileno desde el pasado mes de enero, tras la renuncia de Jorge Sampaoli.

Ambos coincidieron en el Valencia, después de la petición de Pizzi de obtener la cesión del futbolista, entonces propiedad del Nápoles. El chileno llegó a Mestalla en el mercado de invierno de 2014. Anotó 5 goles, 3 en la Liga y 2 en la Liga Europa. Los dos abandonaron el equipo a final de temporada, en plena reconversión de la plantilla una vez se confirmó la venta del club a Peter Lim.

Vargas, de 26 años, lloró e incluso pensó en abandonar hace unos días la Copa América, pero cambió de opinión cuando supo que los médicos habían logrado estabilizar a su madre y, por el consejo de su progenitora, decidió permanecer en Estados Unidos, con inmejorable resultado. Así que no dudó en dedicar la victoria y sus cuatro goles, en la primera vez de su carrera que marca un cuarteto, a su madre y a su familia.