Durante décadas, el único recuerdo que vinculaba al valencianismo con Portugal tenía nombres y apellidos: Joaquim Fernandes de Campos, el colegiado que con una discutidísima actuación decantó la final de la Copa de Ferias de 1964 a favor del Zaragoza. La alargada sombra de Campos, con dos claros penaltis no cobrados que impidieron que el Valencia alcanzase por tercera vez consecutiva el título continental, permanecieron en la memoria sin que los tres aislados cruces con equipos portugueses (Sporting, Boavista y Oporto, entre 1968 y 1989) diluyesen el amargo sabor de boca.

No obstante, en cuestión de menos de 20 años, la nacionalidad portuguesa ha pasado a estar íntimamente ligada a Mestalla. Después del estelar fichaje del extremo Nani, Portugal ya es el tercer país extranjero que más jugadores ha aportado al Valencia. Solo Argentina y Brasil, con 39 y 28 representantes respectivamente, las potencias clásicas con las que desembarcaron los Kempes y Waldo, resisten al empuje de la moda contemporánea lusa.

A pesar de la proximidad geográfica, el club blanquinegro y Portugal habían vivido históricamente de espaldas. Fue el fichaje de Edgar Caseiro, en 1999, el que inició la relación. Paradójicamente, Caseiro no llegó a disputar ningún partido de Liga con el primer equipo. Talentoso mediapunta, Caseiro era el capitán de la selección sub 18 portuguesa y gran promesa del Benfica. En un tiempo en el que en el Valencia cuajaron jóvenes valores por debajo de los 20 años „Gerard, Farinós...„ el paso de Caseiro fue irrelevante. Ni entró en los rígidos esquemas de Cúper ni se fogueó en las distintas cesiones a otros conjuntos.

Por regla general, los jugadores portugueses del Valencia responderían a un perfil concreto: futbolistas técnicos con margen de futuro pero a los que la irregularidad y la falta de constancia les privó de convertirse en determinantes para marcar época. Hugo Viana, fichado en 2005 del Newcastle, era un fino mediapunta zurdo que tampoco pasó el filtro competitivo. El exfutbolista del Newcastle no dio la talla a pesar de contar con oportunidades y mantenerse vinculado al club durante cinco temporadas. Fue, además, la primera operación de Jorge Mendes con el Valencia.

Con las estadísticas en la mano y con el legado del fútbol que dejó, el mejor jugador portugués que ha militado en el Valencia sigue siendo Miguel Brito. Sumó 240 partidos, casi el doble que su más inmediato perseguidor, el central Ricardo Costa. Miguel fue el claro ejemplo de futbolista con inmensas posibilidades cuya potencialidad quedó lastrada por su conformismo y hábitos poco profesionales. El que pudo ser el mejor lateral derecho de Europa se quedó en un carrilero de buen nivel salpicado por polémicas extradeportivas. No obstante, incluso una detención de por medio, con los fichajes de varios competidores en su posición y con el paso de distintos entrenadores, seguía siendo siempre el mejor defensa diestro del equipo. Un patrón parecido fue el de Manuel Fernandes: centrocampista de gran golpeo de balón cuyo recorrido futbolístico no fue el esperado ni el exigido por su precio (18 millones de euros en plenas vacas gordas). Además, también participó en correrías nocturnas que levantaron controversia.

Distinto fue el caso de los centrales Ricardo Costa y Marco Caneira. Ambos fueron jugadores que no regatearon esfuerzos y cuyo compromiso fue abnegado, aunque con un nivel limitado, lejos de ser «top». En plena racha de ventas, Costa llegó a alcanzar la capitanía. El lateral diestro Joao Pereira cumplió con creces y transmitía un nervio y carisma con los que conectó con la grada. Un desencuentro con su técnico y compatriota Nuno Espirito Santo le condenó al ostracismo y a una salida en falso.

«Boom» Mendes

La influencia portuguesa en el Valencia no pasaba de ser una moda más como las rachas que en su día llevaron a Mestalla a rumanos (hermanos Ilie, Serban, Popescu), italianos (Fiore, Corradi, Moretti, Tavano) o más atrás en el tiempo a los paraguayos oriundos. El salto luso definitivo ha llegado con el representante Jorge Mendes como asesor áulico de Peter Lim. El agente ya influyó antes de que el empresario singapurés comprara el club, como se apreció en la adquisición de Hélder Postiga. El saldo ha sido irregular: inversiones generosas con grandes fiascos „el mencionado Postiga„, pero también aciertos como los de André Gomes y valores que apuntan al alza como Cancelo.

Por el camino quedaron los intereses frustrados por Simao Sabrosa, Ricardo Quaresma y Cristiano Ronaldo. El futuro pasa por Nani. A sus 30 años y con una leyenda de talento irregular a sus espaldas, el polivalente delantero tiene ante sí la oportunidad de que en Mestalla se recuerda a Portugal con un aura de grandeza.