La voluntad férrea de André Gomes ha sido decisiva para convertirse en futbolista del FC Barcelona. A las 23:32 horas saltaba la noticia, cuando el club catalán confirmaba el fichaje del centrocampista portugués, la pieza más preciada del Valencia. La cifra rondará los 35 millones de euros (5 de ellos irán al Benfica) más otros 20 en variables. Además, a falta de confirmación oficial, se incluiría en la operación el traspaso al Valencia del lateral Martín Montoya. El acuerdo se firmó ayer por la tarde en Ibiza y se selló con un abrazo entre Gomes y el director deportivo barcelonista, el valenciano Robert Fernández.

Peter Lim, propietario del Valencia, ha supervisado personalmente la venta del principal activo financiero de su plantilla. El empresario singapurés se dejó ver los últimos días en Ibiza, precisamente de la mano del representante Jorge Mendes y de su buen amigo Cristiano Ronaldo. Eran las horas en las que se daba por hecho que el destino de André era el Bernabéu.

Sin embargo, la opinión del jugador, que la semana que viene cumplirá 23 años, ha sido fundamental para decantar su futuro, justo cuando su salida al Real Madrid parecía más que cantada. Su traspaso final al Barça supone, en cierta medida, una doble rebelión: en primer lugar contra su agente, Jorge Mendes, que en las últimas semanas había avanzado y madurado la venta del futbolista al club madridista. Es de sobra conocida la excelente sintonía entre el presidente merengue, Florentino Pérez, y Mendes, que en los últimos tiempos ha colocado grandes ventas en el club de Chamartín: desde Cristiano Ronaldo a Pepe, pasando por Di María, James o Coentrao. El puente que había tendido Mendes entre Peter Lim y Pérez fue derribado anoche por André.

En segundo lugar, resulta evidente que el jugador ha preferido el modelo deportivo del Barça, a pesar de la presencia en el Madrid de Cristiano Ronaldo, compatriota y compañero con el que ha convivido en el último mes en la selección portuguesa campeona de la Eurocopa. O quizá precisamente por eso. El carácter de André, más discreto y relajado, no encaja con la personalidad expansiva del astro luso, referente indiscutible en el Madrid.

La venta de André Gomes era la gran baza económica que el Valencia manejaba en este mercado. El club blanquinegro estaba casi obligado a considerar un gran traspaso sin la previsión financiera de los 40 millones previstos por jugar la Liga de Campeones. El club aguantó un primer interés, insistente, de la Juventus, esperando ofertas mayores de la Premier. Tras la Eurocopa la puja entró en su recta final y, al final, el traspaso se decidió en una nueva pugna de la rivalidad entre Barcelona y Real Madrid.