El golazo de falta directa de Álvaro Medrán es el gran consuelo con el que se quedó el Valencia en Rotterdam, donde cayó por dos goles a uno contra el Feyenoord. De nuevo, dos errores puntuales en defensa, en marcajes algo tibios, supusieron una losa para los de Pako Ayestarán, y echaron por tierra el meritorio trabajo que, en muchas fases del partido, desplegó el conjunto blanquinegro. Los dos tantos holandeses, dos cabezazos, instalan en la mente del aficionado una incómoda sensación de déjà vu, que remitía a muchos pasajes recientes del año pasado. Es uno de los principales déficits que se arrastran y que se deberán remontar para fortalecer la fiabilidad del proyecto.

Queda, eso sí, el regalo de Medrán en forma de falta directa. El centrocampista cordobés confirmó en los 45 minutos que jugó en la segunda mitad muchas de las virtudes que avalaron su fichaje. Una dirección de juego fluida y un exquisito golpeo de balón. Toda comparación, con escasos entrenamientos y en pleno mes de julio, con Parejo o incluso con Baraja es contraproducente, pero los destellos de Medrán son esperanzadores. La exigencia del verano va subiendo enteros y la cita de ayer obligaba a dar un paso al frente. El Valencia acudía a uno de los estadios clásicos de Europa, De Kuip, la célebre «bañera» del Feyenoord que registró una muy buena entrada en la presentación de su equipo. Un Feyenoord en el que han regresado nombres ilustres como el infatigable Dirk Kuyt, viejo amigo de Ayestarán en los tiempos del Liverpool, y en el que emergen valores como Vilhena.

A pesar del mayor rodaje físico del campeón holandés, el Valencia quiso tener la iniciativa desde el inicio en forma de posesión de pelota. Santi Mina y Rodrigo, dos de los jugadores llamados a tener protagonismo esta campaña, fabricaron a los pocos minutos la primera gran ocasión, en un pase del gallego al hispano-brasileño que definió ligeramente desviado del palo, con el meta Hansson casi vencido. Los dos atacantes volverían a contar, segundos antes del primer gol holandés, con otra clara ocasión. El Valencia ofrecía detalles interesantes „Enzo Pérez de ancla en la medular, luciendo brazalete y galones, las intenciones de un Carlos Soler lleno de desparpajo„ pero el partido comenzaría a decantarse del bando local, gracias sobre todo a su mayor intensidad física.

Kuyt, perro viejo, fue el primero en avisar a Alves, que reaccionó con reflejos. Jorgensen probó fortuna desde media distancia. En el minuto 33 el mismo Jorgensen no perdonaría, al finalizar una contra rápida „y sin un marcador definido„ con centro desde la banda de Elia.

Ayestarán renovó por completo al equipo tras la reanudación y se notaron los nuevos bríos. Rafa Mir estuvo cerca de marcar en dos ocasiones. una buena combinación colectiva con asistencia de Fede Cartabia y en otra acción a pase de Gayà. En el minuto 76 el Valencia encontró el premio a sus intenciones con el soberbio gol de falta de Medrán, un nuevo especialista en este arte junto a Parejo. Suso García Pitarch no podía ocultar su cara de satisfacción. El partido se encaminaba a un final abierto hasta que llegó el gol en el 90 del brasileño Botteghin, que probablemente hizo falta sobre Medrán en el salto para rematar de cabeza.

Ya no habría tiempo para mucho más. Llega la primera derrota del verano pero, a diferencia del estreno ante el modesto Munster, al Valencia no se le pudo reprochar ayer ganas, entrega o actitud. Así lo reconocería Ayestarán.