En el Valencia empieza a asomar una bicefalia. Por un lado, la presidenta, Layhoon Chan, y el director deportivo, Suso García Pitarch, que tratan de implantar una cultura de club. Y por el otro, el dueño, Peter Lim, más atento a las finanzas y al fair play financiero. En ese marco cabe situar el ataque en los últimos días del Barça para fichar a Paco Alcácer, el flirteo del propietario de la entidad de Mestalla con el club catalán y la negativa de la presidenta y del director deportivo. El silencio elocuente del jugador alimenta las sospechas de un acuerdo en ciernes.

El origen de la operación se sitúa en una cena de Lim con los directivos azulgrana en Barcelona la semana pasada: 25 millones más la cesión de Munir por el delantero de Torrent. El dueño del Valencia escuchó la oferta y la prensa deportiva catalana la dio prácticamente por cerrada el pasado viernes. Layhoon, el sábado ante las peñas valencianistas, paró el primer golpe: «Alcácer no se vende», proclamó. Por la tarde, en la presentación del Valencia en el trofeo Naranja en Mestalla, Alcácer fue, junto a Jaume Doménech, el futbolista más aclamado.

Lejos de rendirse, el Barça ha vuelto a la carga: 40 millones por Alcácer y Diego Alves además de la cesión de Munir y Samper según anunció el lunes la emisora Catalunya Ràdio. El Barça es optimista para cerrarlo «en tres o cuatro días», anunció ese medio de comunicación. Layhoon vuelve a negarse. Está en juego su credibilidad. En dos años en la entidad de Mestalla, la presidenta ha potenciado el área social del Valencia como ninguno de sus predecesores: decenas de actos que así lo atestiguan, el último el homenaje a los socios con más de 50 años de fidelidad del pasado fin de semana.

Chan se ha empapado de valencianismo y ha entendido lo que significa Paco Alcácer para la grada: un símbolo del futbolista de la casa abriéndose camino en la delantera hasta llegar a ser internacional, capitán del Valencia con tan solo 22 años y el preferido de la grada. La presidenta ha visitado decenas de peñas y ha recorrido miles de kilómetros persiguiendo el alma valencianista.

Lim vive ajeno a todo esto. No acudió ni a la presentación del equipo a pesar de pasarse casi todo el verano en Europa. Su objetivo es recuperar el equilibrio presupuestario perdido precisamente por las compras calamitosas de jugadores auspiciadas por su socio y amigo, Jorge Mendes, en verano pasado. Y por algunos de sus caprichos como sentar en el banquillo primero a Nuno y después a Gary Neville.

A falta de escasos seis días del comienzo de la Liga, el entrenador del Valencia, Pako Ayestarán, no sabe a ciencia cierta si podrá contar con su único delantero en la plantilla: Paco Alcácer.

Alcácer puede dar mucho más

Ayestarán, en mayo pasado, se reunió con Alcácer en un hotel de Malasia y lo invitó a no caer en el victimismo ni en la autocompasión tras haber sido excluido por Del Bosque de la lista de la Eurocopa. Lo invitaba a exigirse más en su juego y a pensar más en el colectivo. El técnico entiende que Alcácer puede dar mucho más de sí en el Valencia.

El esfuerzo por enderezar el rumbo deportivo tanto del director deportivo como del entrenador está siendo descomunal. Suso se ha deshecho de media docena de jugadores de escaso rendimiento y ha fichado a cuatro con buenas perspectivas y escaso dispendio: Medrán, Nani, Montoya y Mario Suárez. El técnico, según se advirtió en el choque frente a la Fiore, trata de recuperar una identidad perdida en el equipo a pesar de que siguen faltando refuerzos estructurales: uno o dos centrales, un mediocampista y un goleador. Y la presidenta lucha por que el club sepa qué quiere ser y dónde están sus raíces. Lim no debería se insensible a todo esto.