Españeta llegó a dar 725 toques seguidos con el balón en sus desafíos con los mejores jugadores, de los que raras veces no salía triunfador. Y destaca su destreza con la caligrafía. Es el único utillero del mundo que firma autógrafos, los suyos y los que imita de los jugadores para la firmas de los balones. En una ocasión, firmó un cheque a nombre de Kempes y lo cobró. «Él me esperaba en la puerta del banco y salí con el dinero. La firma era perfecta», contó en una entrevista a este periódico.