El entorno del Valencia se debatía ayer entre la decepción, el enfado y cierta vaga esperanza de que haya algún plan maestro detrás que pueda lograr, a final de este mes, que la situación pinte un poco mejor de lo que lo hace a día de hoy. El tema Alcácer pica, y de qué forma. Y las reacciones ante la inminente marcha del delantero de Torrent, uno de los pocos referentes de la plantilla actual, eran ayer bastante pesimistas, rayando incluso la indignación.

Ex presidentes como Paco Roig o Jaume Ortí mostraban su preocupación ante la situación actual del equipo. Eso sí, mientras que el primero pintaba un panorama más que negro en el que incluía desde la gestión de Peter Lim hasta sus dudas hacia el entrenador, el segundo mostraba su confianza en Suso, con quien ya trabajó en su día, y también en Ayestarán. Mientras tanto, el teléfono del presidente de la Agrupación de Peñas, Blas Madrigal, reconocía que el teléfono no le paraba de sonar con gente muy enfadada que «quería romper el pase, no ir más a Mestalla...».

«Ahora Alcácer dirá que nos quiere mucho y nos mandará besitos, pero se va. Yo, si traen a Munir lo prefiero a él. Es mejor uno que sea buen jugador que alguien tan valenciano, pero que se va a la primera oportunidad». Estas palabras de Paco Roig reflejan el enfado que tenía ayer un ex presidente durante cuyo mandato también se fueron estrellas como Mitjatovic: «Todo el mundo me pegó mucho entonces, pero ahora parece que no pase nada», indicaba. Más comedido se mostraba otro ex mandatario como es Jaume Ortí. Él, pese al desconcierto aparente que reina en el club, prefiere ver el vaso medio lleno, o al menos un cuarto de lleno: «la situación del Valencia es muy complicada y a veces se tienen que hacer movimientos que el aficionado puede entender o no. De todos modos confió en Suso (García Pitarch) porque trabajé mucho con él y sé la capacidad que tiene. Espero que al final de este periodo de fichajes haya cambios y el Valencia no haya ido a peor, sino a mejor».

Era complicado encontrar ayer palabras en la misma línea que las de Ortí. De hecho, la tónica era más bien la contraria. Así, el móvil de Blas Madrigal era un hervidero de críticas y reclamaciones de una afición que se sentía engañada. No en vano hace apenas unos días más de 1.000 peñistas se levantaban de sus sillas y coreaban, pañuelo en mano, el anuncio de la presidenta, en plena convención anual de peñas, de que Alcácer no se iba a vender . «Hay una gran cantidad de masa social que no quiere que se vaya. La gente está muy desanimada y frustrada, sobre todos los jóvenes» decía Blas. Entre ellos, su nieto que tiene una camiseta con la foto del jugador natural de Torrent, como él.

Madrigal se temía que la supuesta petición de Alcácer no fuera tal: «parece que le han dicho, «tienes que decir esto». Puede que las condiciones para Lim sean muy buenas, pero para el valencianismo son muy malas», lamentaba, para luego añadir que «nadie se ha dado cuenta de que el verdadero pulmón y corazón de este club son sus peñistas».

Volviendo a los presidentes, Roig se pregunta «dónde está el dinero de todas las ventas» y lamenta también ciertas compras: «al que trajo a Abdennour lo tienen que tirar de Valencia para siempre». Mientras que Ortí matiza que «el que tiene que hablar es el jugador. Como valencianos queremos lo mejor, pero cuando se va alguien de la tierra la experiencia es más difícil siempre».