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Con Lim no hay cantera valenciana

El Valencia tenía una de las mejores defensas de Europa, Otamendi y Mustafi. Vendieron al argentino y trajeron a Santos y Abdennour. Cambiamos la seda por el percal. Los dueños del Valencia, la sociedad Lim-Mendes, ya se han desprendido de Mustafi y, a cambio, han traído a Garay y Mangala. Ha vuelto a funcionar el equipo de Mendes. Han vendido a Alcácer, que era del club, y valencianista que sabe lo que es el sentimiento, y lo han hecho aparecer como traidor a la causa. A cambio, en el compro-vendo-cambio con el Barcelona, ha llegado Munir a Mestalla. Nani, excliente de Mendes, ha venido del Fenerbahçe. También ha llegado el teóricamente cedido Mario Suárez. Y como gran fichaje, Medrán, alumno de la escuela del Madrid. La cantera valencianista casi ha desaparecido totalmente. Mendes, que es tan listo, no ha podido endosar a ninguno de los dos centrales que sobraban en la plantilla, Santos y Abdennour, que son de su cuadra, y ha defendido sus intereses y los de los jugadores.

El Valencia está en almoneda desde hace tiempo y a pesar de que hay pequeños síntomas de oposición al dúo que trajo Amadeo Salvo, no hay movimientos sensibles. Los más optimistas creen que Mestalla se pondrá de manos si se producen restallados tan insultantes como los ya padecidos.

Desde la zona de viejos y comprometidos valencianistas se considera que la masa actual «es mansa». A Luis Casanova no le habrían consentido traspasar a Puchades a pesar de que ganaba el club y el propio jugador, que renunció a la ficha de cuatro millones de pesetas que en aquella época le ofrecían desde Las Corts. A Arturo Tuzón le gritaron «Arturo canalla vete de Mestalla» o «Arturo suelta los duros» cuando había quien patrocinaba ideas como la de adquirir a Romario por mil millones de pesetas, jugador que fue al Barça por seiscientos.

-Mire, Candau, la constitución del club en sociedad anónima fue herida de muerte. Nunca entenderemos por qué no fueron sociedad anónima Osasuna y Athletic de Bilbao, que tenían economía inferior a la del Valencia. En este caso mandó la política.

Para mi interlocutor, de ilustre pedrigí valencianista, la situación es tan grave que la sociedad «está en quiebra y una de las pocas soluciones es morir para volver a nacer». En opinión de algunos socios, socios y accionistas, la actual dirección de la entidad «vende todo lo bueno y se quedan con todo lo malo. No se está pensando en lo que se destruye».

Los valencianistas de buena fe creen que el futuro es muy incierto. Tienen clara la administración de Lim:

-¿Alguien creía que iba a venir un señor a poner su dinero por entusiasmo futbolístico? Lim llegó para hacer negocio y en las compras y ventas se trata de obtener beneficios. Ningún financiero llega a Valencia para ejercer de caballo blanco. Su función principal es hacer negocio, ganar dinero.

Quienes creen en la regeneración piensan que Lim y Mendes abandonarán el club cuando estén convencidos de que las grandes rentas que pretendían obtener son menos. En teoría, hay quienes se plantean la posibilidad de estar preparados para el momento en que acaben los cuentos chinos.

Los más optimistas estudian la posibilidad de crear un senado valencianista que dé un paso al frente y acabe haciéndose cargo del club.

Posdata. La venta de Diego Alves era cosa de Suso García Pitarch. Sin Mendes como hacedor, tal vez sin comisión, no ha habido traspaso. No hay delantero centro real, pero hay tres porteros.

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