La propuesta creativa y de toque de Pako Ayestarán ha chocado sobre el césped contra la realidad de un equipo que se desangra en defensa. El Valencia no ha sido capaz de sumar ningún punto pese a ser el tercer equipo que más dispara de todo el campeonato. El conjunto blanquinegro acumula 51 disparos y solo es superado en esta apartado por Barcelona y Real Madrid „57 y 67 chuts, respectivamente„. Cuesta entender también que en dos de los tres partidos disputados hayan acabado en derrota pese a sumar dos goles en el marcador. La causa de todas estas contradicciones está en la inseguridad de la zaga. Más del 61´5 % de los disparos a puerta de los rivales acaban en gol. De 13 balones entre los tres palos, en 8 hubo celebración rival.

El registro goleador en contra denota una eficacia inusual en los delanteros rivales y, particularmente, en clubes que no tienen la contundente pegada de Real Madrid o Barcelona. Es la señal inequívoca de que al Valencia se le chuta desde posiciones inmejorables, dentro del área, con marcajes despejados, a quemarropa para los porteros. Ninguno de los ocho goles encajados „con casos sonrojantes como que nadie vaya al rechace de un penalti errado„ culpan a Alves y Ryan y colocan el foco sobre el dispositivo colectivo de la zaga. El problema no se arregla (solo) con la llegada de centrales de primer nivel europeo como Garay y Mangala. La pérdida de balones en la medular, la falta ayudas de interiores con alma de delanteros (Nani, Rodrigo), la descoordinación en el repliegue del lateral cuando el otro carrilero ataca han generado ocasiones muy francas para los equipos rivales. La rapidez con la que se levante el proyecto valencianista dependerá, en buen grado, de su capacidad para mantener la portería a cero. Una hoja de ruta en la que se cimentó la mejor época de la historia del club entre 1999 y 2004.

El sufrimiento de Gayà

Por otro lado, José Luis Gayà no entrenó ayer y guardó reposo tras sufrir un golpe de calor en pleno partido ante el Betis. El lateral de Pedreguer padeció fiebre hasta el viernes, cuando entrenó en Mestalla ya muy menguado de fuerzas. Pese a su precario estado físico, no solo fue titular en un partido en el que se rebasaron los 30 grados sino que, además, Ayestarán no incluyó en el banquillo a ninguno de los otros dos laterales zurdos del equipo, Siqueira y Lato.