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Análisis

Tómese su tiempo, Mr. Lim

El exitoso hombre de negocios ha fracasado en la gestión de sus cuatro primeros entrenadores

Tómese su tiempo, Mr. Lim

El exitoso hombre de negocios Peter Lim ha fracasado en la gestión de sus cuatro primeros entrenadores del Valencia en dos años, un récord mundial. La frivolidad ha presidido en su caso la decisión más importante que ha de tomar un dirigente de un club de fútbol. Un gran entrenador, bien lo sabe el Atlético de Madrid, puede hacer encajar todas las piezas de una entidad, por muy caótica que haya sido ésta hasta su llegada.

El pecado original de Lim, tras su toma de posesión en Mestalla hace dos años, fue menospreciar la tradición del club, representada en esos momentos por Juan Antonio Pizzi, el técnico que había devuelto la pasión a la grada con una memorable participación en la Liga Europa. Vibró literalmente Mestalla en las eliminatorias contra el Basilea y el Sevilla, además de poner en escena a dos jóvenes que, tiempo después, dejarían mucho dinero en las arcas de la sociedad: Bernat y Alcácer. Arbitrariamente y sin ningún argumento en contra de Pizzi, lo fulminó en beneficio de Nuno, el promocionado por su asesor y amigo, Jorge Mendes. El éxito de Nuno lo sostuvo la heroicidad de Otamendi y Diego Alves en la defensa valencianista. Traspasado el primero y lesionado el segundo, la mediocridad del exguardaespaldas de Mendes quedó al descubierto.

El nepotismo y la superficialidad de Lim iba a sufrir el episodio más grotesco con el sustituto de Nuno, Gary Neville. Una incapacidad tan manifiesta que su relevo por Ayestarán, en el último tercio de la campaña pasada, fue acogido con tanto entusiasmo por el vestuario que creó unas expectativas ahora se ha visto que exageradas sobre el expreparador físico de Rafa Benítez, Quique Flores y Unai Emery.

Los jugadores que visitaron primero a Peter Lim en mayo pasado en Singapur (Santi Mina, Javi Fuego, Ryan y Jaume, puesto que Alcácer se incorporó más tarde y no quiso abrir la boca) estaban encantados con la elección del técnico vasco. El propio delegado y ahora primer entrenador, Voro, también la bendijo como la mejor opción. Lo mismo, por supuesto, el director deportivo, Suso García Pitarch, que vio cómo Lim, por primera vez, atendía la propuesta de un profesional no sin antes someter a una especie de pruebas psicológicas al entusiasta Ayestarán. Creyendo seguir la sabiduría popular valenciana del «més val perdre que més perdre», García Pitarch ha convencido otra vez a Lim, esta vez de lo contrario, de cortar el cordón umbilical con Pako Ayestarán como única manera de salvar todavía la temporada y su cargo.

Va a depender del acierto en el nuevo entrenador. Tómese su tiempo, Mr Lim. Mientras tanto, estamos en buenas manos. Este club ya no aguanta una frivolidad más.

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