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Raso y junto al palo

García Pitarch canta la palinodia

García Pitarch canta la palinodia

Suso García Pitarch ha cantado la palinodia. Solo que en lugar de hacerlo con modestia, con reconocimiento de los pecados cometidos, lo ha hecho acompañada de exabrupto. Estaba constatado que el señor Lim es menos generoso de los que los turiferarios han hablado y escrito. Es hombre de negocios, menos rico de lo que se dijo, y a Valencia no llegó a proporcionar imagen de generoso y desprendido. Tras los muchos errores cometidos en sociedad con Jorge Mendes, finalmente, ha habido que reconocer que había que recuperar cien millones y por ello eran necesarios los recortes. Era forzado tomar dos medidas preventorios: Vender a todos aquellos futbolistas que pudieran aportar grandes traspasos y contratar un entrenador de módica nómina y que tragara con cuanto le pusieran por delante.

Alguien había puesto fe en García Pitarch. Más de la que le otorgaron en el Atlético de Madrid o el Zaragoza. Se le suponía que había llegado a Mestalla con la capacidad que se debe otorgar a un secretario técnico. Y también ha sido consentidor.

Le preguntaron si no se consideraba afectado por el despido de Ayestarán y consecuentemente concernido para dimitir. Aunque se manifestó en castellano de su boca salió lo que en los pueblos se suele decir «una brofegà». Se le suponía chico educado con estudios y mundo para lidiar con mano izquierda los problemas que se le plantearan. Resultó que respondió como un vulgar político de los que da por contestada una pregunta cuando le duele.

García Pitarch debió haber dimitido mucho antes de que ocurriera lo de su protegido Ayestarán. Creo que lo dije en su día cuando después de prometer, él y la «sinyoreta», que no habría ventas y que siguiendo las pautas del señor de Singapur se reforzaría el equipo, salieron del club Gomes, Alcácer y Mustafi.

La decisión tomada tenía que ver con los deseos de ingresar. De hacer caja. Pero esa política propia de un señor que no invierte sin esperar beneficios la debían haber explicado a su debido tiempo. En todas partes se habla ahora de la transparencia y aunque algunos, sin necesidad de la misma, ya la vislumbramos, se debió haber comunicado a la población civil, que ni hay figuras para competir con Madrid y Barça, ni hay publicidad para las camisetas, ni hay intención de acabar el estadio, y ni siquiera hay deseo de llegar a la venta de Mestalla y con ello pagar a Bankia, entidad que sigue sosteniendo al club más que el rico que nos trajo Amadeo Salvo, un visionario.

Ahora, por fin, han contratado un entrenador. Un señor con currículo. Independientemente de cuales sean los resultados, su biografía no es la de un catecúmeno. No es un becario que tenga que hacer prácticas. Lo malo es que se topa con una plantilla más que descompensada, con notables fallas en todas las líneas. Recomponer el equipo sólo se puede hacer si se recurre a buenos futbolistas aunque no pertenezcan a la bolsa de valores de Jorge Mendes.

A Prandelli le han hecho promesas. No es malévolo pensar que tal vez, una vez más, sólo sean cuentos chinos.

Posdata. ¿Cuánto tardarán algunos en calificar de barraquero a Prandelli? Los italianos, antes que ganar amarran no perder.

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