La renovación ayer de Fran Villalba, mediocampista de 18 años, por cuatro temporadas con el Valencia, no deja indiferente a nadie. A pesar de su juventud (está en el tercer año de Juvenil), es un jugador con tantos admiradores como detractores dentro y fuera del club. Internacional en todas las categorías, se trata de un mediapunta de excelente técnica y visión de juego que, sin embargo, no ha alcanzado todavía la titularidad en el Mestalla, de Segunda B. El director de la escuela, José Ramón Alesanco, con autonomía respecto a García Pitarch en la academia de Paterna, ha decidido cerrar la renovación con el visto bueno de la presidenta, Layhoo Chan, asesorada a su vez por Phil Neville.

Fran Villalba debutó con el primer equipo del Valencia el 16 de diciembre de 2015, con 17 años, en un partido de Copa frente al Barakaldo, a las órdenes del técnico inglés Gary Neville. Tanto Gary como su ayudante, su hermano Phil, han defendido el talento del jugador vecino del barrio del Cabanyal. Pero ese estreno entre los mejores vino acompañado de un decepcionante descenso tanto al filial como a los juveniles, sin regresar al primer equipo. Le faltó estabilidad al jugar en seis conjuntos diferentes y con cuatro entrenadores. También cambió varias veces de representantes.

Consistencia física

El entrenador del Mestalla, Curro Torres, suele recurrir a Fran Villalba como primer o segundo cambio, casi nunca como titular. Torres, con solo un año de contrato como técnico del filial, le reprocha falta de consistencia física y prefiere futbolistas más experimentados, algunos de 28 años. Además del entrenamiento diario, Villalba se prepara por su cuenta para mejorar su estado físico. «Muy contento por renovar cuatro años con el equipo de mi vida. Toca trabajar para aportar mi granito de arena a este gran club», declaró ayer el chico en las redes sociales.

Villalba llegó a la escuela del Valencia con cinco años de la mano de Fran Escribá, actual entrenador del Villarreal y entonces responsable de la cantera valencianista. Siempre destacó por encima de los niños de su generación y el Barcelona lo estuvo siguiendo hasta que, en categoría infantil, se lo llevó a La Masia después de haber brillado en un torneo en Arona. Su estancia can Barça fue efímera. Apenas mes y medio. Sintió nostalgia de su familia y regresó a Paterna. Tras un año cedido al Cracks, Rufete lo valoró como joven estrella y Rubén Baraja lo ascendió al Juvenil A. Allí repitió con Miguel Angel Angulo antes de que Gary Neville reparara en él tras haber hecho la pretemporada con Nuno en el Valencia. Alesanco confía ahora en este futbolista tan especial.