Una pésima elección de Santi Mina en las últimas contras del Valencia CF le acabó costando muy caro al conjunto de Prandelli ante el Barça, derrotado en el tiempo de descuento y de penalti tras una actuación calamitosa del árbitro, Undiano Mallenco.

El Valencia había defendido su orgullo de equipo grande durante todo el encuentro, había remontado al Barça y a tres decisiones claves en contra del árbitro, pero se equivocó en las últimas arrancadas y no se protegió del último arreón azulgrana: cometió penalti Abdennour a Suárez y, desde los 11 metros, sentenció Messi. Partidazo en Mestalla que demuestra una notable mejoría del Valencia con Prandelli y un fatalismo arrastrado en Mestalla ya demasiado tiempo. Lo único que se le puede reprochar al técnico italiano es no haber elegido a Bakkali en lugar de Mina. El resto fue una actuación admirable: Mestalla, por fin, puede sentirse orgullosa de su equipo.

Al principio, Messi marcó cuando el Valencia creía tener controlado el partido. Bastó un despiste de Mario Suárez en el marcaje a Rakitic, eventualmente como extremo derecho. El balón le cayó a Messi y su tiro raso desde el borde del área contó con la colaboración inestimable del árbitro, Undiano Mallenco. En clamoroso fuera de juego, Suárez saltó cuando le venía el balón y despistó a Alves, que se quejó amargamente de la situación antireglamentaria. Pero Undiano dijo no, a su entender Suárez no molestó al portero.

El Valencia jugó una primera parte con personalidad. Pertrechado en su propio campo y listo para salir con mucha determinación a la contra. A lomos de un Cancelo indetectable para Digne en el uno contra uno. El extremo portugués es un caballo salvaje, imprevisible para lo bueno y también para lo malo. Nani, en el otro extremo, se animó en el último tramo. Y Parejo se quedó solo, en un cara a cara con Ter Stegen, que resolvió el meta alemán robándole el espacio al mediocampista local.

Mestalla se sintió muy perjudicada por las decisiones arbitrales. Y con razón. El empujón de Umtiti a Rodrigo, dentro del área, fue monumental. Pero Undiano estaba otra vez silbando y mirando para otra parte. No contento con eso, poco después le perdonó la segunda amarilla a Buquets, que había cortado con una falta una contra valencianista.

Paradas de Alves

El Barcelona puso la locomotora a tope de revoluciones. El Valencia respondió con gallardía. Gayà, rapídisimo y plantándole cara al mismísimo Messi, se marchó lesionado antes del descanso, la enésima lesión. Antes Iniesta se había retirado retorciéndose de dolor tras una dura entrada de Enzo Pérez. El partido era muy bravo, el Barça muy fuerte en su juego de posesión, pero la gente se quedó en el descanso con la sensación de que el árbitro había sido extremadamente parcial hacia los intereses azulgranas. Claro que Alves también mantuvo el partido en el aire con un par de paradas, sobre todo una magnífica a mano cambiada a Suárez.

Con el cambio de Prandelli en el descanso (entró Munir por Montoya), el Valencia ganó un hombre más de ataque. Había que seguir explotando la banda izquierda (el punto débil era Digne). Cancelo habilitó a Parejo por ese extremo derecho. El centro atrás del mediocampista resultó un regalo para Munir, que empaló seco desde el borde del área. A gol.

El Valencia comenzó a presionae más arriba y el Barça dudó de sus defensas. Todos ellos se quedaron mirando el pase de Nani a la entrada de Rodrigo, que le pegó cruzado como venía. En pleno éxtasis valencianistas se coló Rakitic para cabecear un córner (qué mal defiende el Valencia a balón parado). El rechazo de Alves lo remacó a gol Suárez. Y se enfrió Mestalla.

El duelo pudo caer de cualquier lado, pero al final la falta de destreza de Mina y la habilidad de Messi acabó con la derrota más cruel para Mestalla.