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Off the record

A favor de obra

A favor de obra

Alberto Undiano Mallenco superará esta temporada los 300 partidos dirigidos en Primera. Se trata, con diferencia, del colegiado con más experiencia en la categoría. No debe ser malo, por tanto, a tenor de su longevidad en la Liga. Pero con el Valencia suele equivocarse más de lo que acierta. Está comprobado. Ya ocurrió en la final de Copa 2008 en el Calderón. Sus errores de aquella extraña noche, técnicos y de apreciación, se repitieron corregidos y aumentados el pasado sábado en Mestalla.

El arbitraje perpetrado por el navarro ante el Barça es uno de los peores que se recuerdan en el viejo templo de la Avenida de Suecia. Si esta competición que mueve y genera tantos millones de euros tuviera un comité de árbitros serio, Undiano iba a pasarse unas cuantas semanas a la sombra. Por mucho que sea el más respetado de los colegiados de Primera entre sus jefes o jefecillos, no debería librarse de la la nevera. Allí, en Ansoain, sentadito en el sofá de su casa, el navarro podría repasarse, por ejemplo, qué dice la regla 11 sobre el fuera de juego posicional tras su revisión en el año 2013.

En cualquier caso, por encima de errores groseros como no ver la posición de Luis Suárez en la jugada del 0-1, el arbitraje de Undiano Mallenco desquició al personal por sibilino. Nada indigna más al respetable que un colegiado pitando a favor de obra. Y el sábado, por mucho que ahora en frío se atreviera a negarlo, al navarro le pesaron las protestas de Luis Enrique en la acción entre Enzo Pérez y Andrés Iniesta que provocó, de forma fortuita, la lesión de rodilla del genio manchego. En todas las decisiones posteriores -quedaban ochenta minutos por delante- se vio condicionado por los aspavientos y la teatralidad del banquillo blaugrana. Puesta en escena excesiva y hasta ridícula, puesto que el mediocentro argentino del Valencia toca balón de forma nítida. La lesión de Iniesta, al que Mestalla, por cierto, despidió con afectuosa ovación cuando salía del campo en camilla, pesó en exceso en el subconsciente de Undiano. Por eso no se atrevió a expulsar a Sergio Busquets en la recta final de la primera parte cuando el stopper del Barça, uno de los futbolistas más consentidos de la Liga, sujetó a Enzo en plena contra valencianista. Por eso optó por inhibirse tras el evidente desplazamiento de Umtiti a Rodrigo en plena carrera dentro del área culé. Por eso Mestalla se quejó, amargamente y con toda la razón, de un arbitraje perjudicial e incendiario como pocos.

Hablando de quejas, a petición popular, creo, y casi una hora después de la conclusión del encuentro, García Pitarch denunció con contundencia los desmanes de Undiano Mallenco en zona mixta. Bien por él y por la persona que decidió que algún ejecutivo del club diera la cara para levantar la voz antes de que las radios nacionales pasaran a otro tema. Pero esa no es la función de un director deportivo. En lugar de invertir miles de euros en pagar suites prohibitivas a príncipes de ultramar, el señor Lim debería agenciarse un portavoz a la altura de la grandeza del club que se compró hace dos años. A ser posible, conocedor de la particular idiosincrasia del Valencia y respetado en la RFEF. No acabo de ver a Anil Murthy o Kim Koh montándole un pollo a Villar por lo del sábado.

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