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Contracrónica

La credibilidad hay que recuperarla

La presidenta elabora un discurso coherente, pero el proyecto ofrece demasiadas vías de agua para salir airosa

La credibilidad hay que recuperarla

Como una metáfora de lo que se le venía encima, a la presidenta, Layhoon Chan, se le trabó la palabra «credibilidad» en su esforzado discurso en español. Es difícil mantenerla con el Valencia 14º clasificado tras una deficiente campaña anterior (12º), cuatro despidos de entrenadores, la compra de algunos jugadores sobrevalorados, la venta de los mejores futbolistas (pese a prometer que no vendería a Alcácer), y la imposibilidad de acabar el nuevo estadio en el Centenario del club (2019).

La herencia fue ciertamente envenenada por una pésima gestión anterior, llena de trampas por todos lados: el PAI anulado de Porxinos, la multa de Hacienda (cinco millones), la sanción de la Comisión Europea (otros 23), el fantasma de un estadio mal parido tras 150 millones y una inversión necesaria de otros 150... Lim conocía casi todos estos obstáculos y decidió afrontarlos en 2014. Nadie le obligó. Sus equivocaciones, en un mundo tan complejo como el fútbol, han sido constantes. Ha ido aprendiendo a base de palos. Y ha tardado en elegir a profesionales como García Pitarch y Prandelli para enderezar el rumbo.

Por otro lado, ninguna de las fortunas valencianas, como apuntó Vicente Vallés, ha querido apostar por la sociedad más representativa de los valencianos. Más que poner dinero, algunos de los presidentes anteriores se lo llevaron crudo. Lim ha inyectado mucho dinero en el Valencia (200 millones), pero eso no significa que quiera perderlo. No es un mecenas.

Palos a Draper

Desde su casa de la Patacona le silbaron los oídos al director comercial, Peter Draper, la diana de la mayoría de las críticas por no ser capaz de conseguir un patrocinador principal. Y por haber reducido los ingresos en publicidad (de 17 millones a 12). Su principal error fue haber puesto el listón tan alto: 10 millones o nada, rechazando la propuesta de Turkish Airlines. Una pifia impensable en alguien con la experiencia de Draper, que vivió los años de gloria del United tras el triplete en 1999.

Porque el aspecto económico es una consecuencia directa del desarrollo deportivo. En esos coincidieron todos los accionistas intervinientes. Desde Jaume Ortí, que apeló al humor para desdramatizar («muchas noches»), después de rozar la clave de todo: «Lo más importante es el equipo». Hasta el más complaciente con la presidenta: Héctor Villalba («hay que recuperar la competitividad»). E incluso uno de los más duros, Juan Manuel Romero: «Con la madurez deportiva llega la madurez comercial». Solo así se recupera la credibilidad.

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