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Tribuna

La autoridad moral es más importante que dos fichajes

La Comisión Europea (CE) decidió que en el fútbol europeo se jugara limpio. Los clubes alemanes, llenos de razón, llevaban años denunciando las ventajas que disfrutaban sus homólogos españoles en incumplimientos fiscales y ayudas públicas.

Estas irregularidades tienen dos caras, la administración que usa el fútbol en su beneficio político y el club que decide vivir a expensas de ventajas antideportivas. A la hora de establecer responsabilidades, uno desde su ignorancia jurídica entrevé que la CE sigue el procedimiento de multar en primera instancia a quien ha beneficiado indebidamente, en este caso la Generalitat Valenciana (GV), pero dándole inmediatamente la plena posibilidad de repercutir la sanción al beneficiado, el Valencia SAD, que es quien al final no podrá jugar en Europa. La CE sanciona y la GV se quedará con el montante al confirmarse la multa.

Desde 2009 y durante los años del PP, el Instituto Valenciano de Finanzas (IVF), brazo financiero de la Generalitat Valenciana (GV), estuvo avalando un préstamo inicial de la entonces Bancaja a la Fundación del Valencia de 75 millones. Aunque ya devuelto a la actual Bankia, la CE considera que los intereses de entonces deben ahora ser aplicados de forma adecuada en favor del avalista, considerando que en promedio deberían haber sido de un 5,5%. En julio pasado, la GV recibió el recálculo correspondiente que fue de 23,3 millones en favor del IVF, ahora dirigido por el Sr. Illueca.

Sin el aval del IVF, aquellos préstamos ventajosos a la Fundación no habrían sido posibles y, si el Valencia SAD hubiera hecho suspensión de pagos, que bien cerca estuvo, todos los valencianos habríamos cargado con el principal y sus intereses. La CE, con razón, ha dicho que aquello no fue juego limpio y adjudica a los valencianos una cierta compensación por el riesgo que corrieron por las decisiones de aquella GV. Obviamente deja en manos del actual los detalles del procedimiento de cobro.

El Valencia SAD está en su perfecto derecho de recurrir, pero como ocurre en estos casos, la reclamación sólo es posible si previamente se deposita el dinero de la sanción en una cuenta. Contra toda forma de proceder de quien anda escaso de dinero, el actual Consell, cuyas decrépitas finanzas por una vez podría verse beneficiada por una sanción repercutible a otro, imputable a los desmanes propios de la época del PP, el viernes decidió no reclamar al Valencia SAD. El club ha dicho a toda la prensa deportiva y a la afición que, si tiene que hacer este depósito, no va a poder fichar en el mercado de invierno. El chantaje parece que funciona como ha ocurrido en otras ocasiones.

El mismo Consell que, legítimamente, no desaprovecha ocasión para reclamar lo que en justicia piensa que le corresponde a la GV en temas de financiación, ha decidido pegarse un tiro en el pie a la hora de ganar credibilidad moral y se ha acoquinado ante la reacción de los hinchas, que por cierto tienen dudas hasta dónde llega el Valencia y dónde empiezan los negocios del Sr. Lim. Cuando no hay recato verbal alguno a la hora de descalificar al modelo de financiación autonómica, los dineros del Valencia SAD reciben todo tipo de solidaridades.

El viernes la vicepresidenta Oltra, contradiciendo lo dicho tan solo tres semanas antes, curiosamente coincidiendo con el día en el que el Real Madrid sí devolvía al Ayuntamiento de Madrid los 20 millones exigidos también por la CE. Aquí fue un aval de la GV, allí la valoración injusta para la ciudad de unos terrenos cedidos al club. Casos distintos con una misma regla: quien participa en competiciones europeas, no puede beneficiarse de ayudas públicas y quien las concedió debe recuperarlas con la ayuda de la CE.

El viernes la vicepresidenta Oltra no fue muy coherente. «La GV no reclamará al Valencia el pago de ninguna cantidad por la multa». A efectos prácticos, esta medida evitará que el Valencia deba hacer frente de forma inmediata al pago de la sanción, ya que la respuesta definitiva de la CE al recurso puede dilatarse un par de años, la cuestión es que sin tener un depósito de 23 millones ejecutables de forma inmediata a la resolución. Tan sólo tres semanas antes bien es cierto que, en términos algo adolescentes («Tengo el corazón partido porque por una parte soy accionista del Valencia y por otra miembro del Consell»), su posición fue rigurosa: «Como miembro del Consell tengo que recordar que debemos tutelar el dinero público, el de aquellos a los que les gusta el fútbol y el de los que no, el de los que sean o no del Valencia».

Entre medias, la foto del president Puig paseando por Morella con la primera ejecutiva del Valencia SAD. Puedo imaginarme los argumentos de Montoro o de la vicepresidenta hablando de la situación financiera de la GV. La generosidad con el Valencia y otros episodios como la reapertura de RTVV, van a dificultar la tarea de quien vaya a exponer la situación de la GV.

En momentos de grave crisis financiera, hay que saber resistir los chantajes incluso los basados en sentimientos legítimos de la hinchada. La autoridad moral a la hora de pedir una nueva financiación es bastante más importante que dos fichajes para lo que queda de temporada ¿No?

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