Munir El Haddadi (El Escorial, 1995) se ha especializado en marcar goles rápidos y cargados de estética. La aportación del delantero hispano-marroquí es una de las noticias esperanzadoras en medio de las dudas que persiguen al proyecto de Cesare Prandelli. El atacante cedido por el Barcelona apenas ha gozado de oportunidades como titular pero su influencia es decisiva: sus tres goles han llegado a los pocos minutos (entre 2´5 y 6) de saltar al campo y se han ejecutado con sutiles gestos técnicos, de jugador de clase.

El pasado martes en Leganés fue el último ejemplo. A los dos minutos y medio, colocó con el interior de su zurda una media volea, sin dejar caer el servicio de Martín Montoya. Era su primera intervención en el partido, y servía también para matizar una de sus etiquetas, la que lo define como un revulsivo de segundas partes, a la sombra de Rodrigo hasta el momento. El resto de sus goles como valencianista han venido instantes después de saltar al campo, sustituyendo a un compañero. Contra el Barcelona fue introducido por Prandelli tras el descanso, y en el minuto 52 embocaba un pase atrás de Parejo, ajustándolo seco y pegado al palo. Un gol de fuste.

En su contra, a Munir se le puede achacar la irregularidad de un jugador con gestos anárquicos y en periodo de maduración. Un defecto que Prandelli ha detectado en otros jugadores jóvenes del equipo. Sin embargo, la mejoría de Munir en los dos últimos partidos, en el que de nuevo volvió a marcar pronto y con arte. Ante el Sevilla, Munir entró de refresco en el minuto 62 y en el 65 ya había marcado el gol que significaba el momentáneo empate. Y lo facturó cruzando el balón con un suave toque ante la salida de Sergio Rico.

Desde el FC Barcelona

Su debut como valencianista ya fue una tarjeta de presentación de lo que estaba por venir: contra el Betis entró en el campo en el minuto 63 y en el 65 se sacaba un disparo de media distancia al larguero. Siempre pasan cosas cuando Munir se incorpora al campo. Ya sucedía en su época en el Barcelona. La pasada campaña marcó a los 2 minutos de incorporarse al Málaga-Barça. Contra el Eibar anotó a los 8 minutos de entrar al campo. Este pasado verano, en su último partido oficial con los de Luis Enrique, en la Supercopa de España ante el Sevilla, repitió la jugada. Entró al campo en el minuto 76 y en 81 marcaba el gol que significaba el 0-2. Lo hizo en el mismo escenario, la misma portería y con una finalización casi idéntica a su tanto del pasado sábado en el Sánchez Pizjuán.