El Valencia tiene que fichar en diciembre sí o sí. Está en juego la poca credibilidad que aún sostiene al proyecto de Peter Lim. El plan trazado en verano, como demuestra la clasificación, hace agua. De aspirar a Champions, hoy se compite por salir del fango. Se erró al renovar a Ayestaran y, en las salidas y llegadas, no se ha acertado. El peligro acecha. Pero aún hay tiempo para enmendar el desaguisado. Urge reforzar al equipo. Pero no con Vinicius o con futbolistas de su perfil sino con jugadores que mejoren lo que ahora hay.
Cuando García Pitarch viajó a finales de septiembre a Roma para seducir a Prandelli le prometió que, en el mercado invernal, llegarían refuerzos. Y así se lo confesó el italiano a sus colaboradores cuando empezó a trabajar con el grupo en Paterna. Estamos en diciembre y la cuenta atrás ya ha comenzado. Pero sorpresa. Tras ganar al Leganés en la ida de la Copa, el director deportivo donde dije digo, digo Diego. No habrá fichajes. No hay dinero. Suso lo justificaba el jueves en el «fair play» financiero y en la multa impuesta por la Unión Europea. Pero... ¿por qué lo anunció ese día? ¿no será una nueva estrategia? Como aficionada lo único que mantenía viva mi ilusión por aspirar a algo, aunque realmente no sé a qué, era pensar que en enero iba a llegar un Adrián Illie que, en la segunda vuelta, marcara doce goles. A este equipo, y lo saben listos y tontos, le urge un goleador que pique y mate. Pero bueno, si el dueño y sus pupilos no lo ven, habrá que seguir sufriendo y aguantando el temporal.
