Cuando, dentro de varias décadas, los herederos historiadores de Hernández Perpiñá o el genio Aleixandre „cómo me gustaría poder preguntarle su opinión al respecto de personajes como Anil Murthy o Kim Koh„ traten de glosar la era Meriton, es muy posible que no entiendan ni un renglón de los escritos en estas dos últimas temporadas sonrojantes. Incluso para nosotros, los coetáneos del circo de Singapur, sigue habiendo preguntas sin respuesta. ¿Por qué descuida tanto Peter Lim la parcela deportiva si lo que ocurra con el equipo es la base del negocio en una SAD? ¿A qué vinieron a Valencia, con nóminas prohibitivas, supuestos gurús del MKG como Dowens o Draper? ¿Tiene algún sentido que Vicente Rodríguez se meta entre pecho y espalda miles de kilómetros recorriendo países si el club acaba fichando utilizando el comodín de la llamada a Jorge Mendes? ¿Jesús Vicente García Pitarch es director deportivo del Valencia o del Meriton CF? A todas estas cuestiones, sin duda inquietantes, habría que añadir otra, muy de actualidad: ¿Lo de Vinicius va en serio?
Obviando el discurso de cargos intermedios y medianías en la SAD „ni Murthy ni Pitarch pintan absolutamente nada en materia de fichajes„ sería interesante atender al discurso de Prandelli en la previa del partido contra el Málaga. Políticamente correcto con el supuesto refuerzo que supondría el delantero brasileño («el jugador tiene contrato, será una situación que se evaluará en unos días»), y muy revelador al respecto de las promesas que el propietario contrajo con él antes de convertirle „sin contar a Voro„ en su quinto entrenador («estuve con Peter Lim y me dijo que respetando el fair play financiero valoraríamos la posibilidad de hacer opciones de mercado. Me quedo con lo que hablé con Peter Lim. Después de ese encuentro no tengo otra confirmación») Más claro agua. Cesare firmó en el Valencia tras escuchar del dueño que el club saldría al mercado el 1 de enero. De otro modo no se entiende que Stefano Antonelli, estrecho colaborador de Prandelli con pasado como director deportivo en varios clubes del Calcio, lleve varias semanas sondeando a representantes y jugadores que se ajustan al perfil de necesidades que persigue la entidad de Mestalla.
A medida que han ido llegando las derrotas y desapareciendo las flores que recibió tras su llegada a la ciudad, Cesare Prandelli ha enseñado la patita. En su sonrisa italiana de diseño también hay colmillos. El sábado realizó el primer aviso. A su cristalina rueda de prensa solo le faltaron lamparas y sofás. Podrá acertar o equivocarse, ganar o perder partidos, pero el entrenador del Valencia no es ningún pelota. Mucho menos un becario de Lim meritando para ascender en la empresa.
Prandelli es un tipo serio metido de lleno en el desafío que supone devolver al Valencia a la zona de la clasificación que por historia e importancia nunca debió perder. Por eso pasó de puntitas por la absurda e interesada filtración sobre Vinicius. Por eso lleva desde el primer día movilizando a su equipo de trabajo en la búsqueda de refuerzos. Ninguno de ellos, que yo sepa, ha estado en Brasil.
