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Una guardia pretoriana

Una guardia pretoriana

Creyendo a pies juntillas „que es mucho creer„ esa parte del discurso layhooniano relativa a la perdurabilidad y permanencia del proyecto Meriton en Valencia, convendría que los ejecutivos singapurenses analizaran qué pueden hacer para no encontrarse con un verdadero incendio en Mestalla más pronto que tarde. A estas alturas de la película, sigue siendo incomprensible que Layhoon, Kim Koh y, sobre todo, Anil Murthy no hayan recurrido a una verdadera guardia pretoriana formada por exfutbolistas de la casa. Un consejo de sabios que cumpliría una doble función: influir o, si hubiera sentido común, determinar las decisiones deportivas de la SAD y ejercer la portavocía de la entidad. Al margen del desastre futbolístico en estas dos temporadas para olvidar, una parte de la desafección en el entorno está relacionada con la despersonalización del club. El respetable ya no se reconoce en el Valencia actual. No son pocos los que, mezclando algo de socarronería y mucho despago, se refieren a su equipo como el Meriton CF.

Nombres como Fernando Gómez, Javier Subirats, David Albelda, Juan Sánchez o Amedeo Carboni (por poner algunos ejemplos reconocibles) reúnen diferentes perfiles susceptibles de adaptarse a cada una de las situaciones/necesidades imaginables. Unos tienen el cuajo para dar la cara y comunicar con credibilidad, otros ya han demostrado que pueden cogerse la maletita y recorrer miles de kilómetros para fichar talento, hambre y calidad. Esto último es lo que hace y debería seguir haciendo Vicente Rodríguez, posiblemente el empleado del club mejor considerado por scouts y/o representantes del mundillo. Todos los nombres propios que forman parte del párrafo sienten y entienden la grandeza del Valencia. Ninguno hubiera apostado por Neville como entrenador o hubiera permitido que el equipo iniciara la temporada sin un delantero centro específico. Desde dentro, Ricardo Arias o Juan Sol también pondrían, como hasta la fecha, su granito de arena.

Esta metamorfosis interna potenciaría toda la estructura deportiva y supondría un descenso en el grado de erosión de la figura presidencial, muy castigada „legítimamente„ en el último año y medio. Además, la creación de este consejo deportivo-ejecutivo ayudaría a dotar de credibilidad y empatía el mensaje del club a nivel nacional. Dudo mucho que Layhoon o el diplomático Murthy compartan el tono zafio y chulesco de Jesús Vicente García Pitarch esta semana en una entrevista concedida a la Cadena Cope. Quiera Meriton o no, escenas desagradables como esa convierten al Valencia en una sociedad antipática, agria, alejada de la realidad. No solo para la prensa, sino también para hipotéticos patrocinadores o inversores en los que también hay que pensar cada vez que uno de los trabajadores del club se coloca ante los micrófonos. Si además de estar cuarto por la cola y no jugar la Champions, el equipo tiene ejecutivos que van por el mundo de perdonavidas, es utópico pensar que una marca seria vaya a querer relacionarse con el club invirtiendo cinco millones de euros como main sponsor de la camiseta.

El asunto requeriría de todos aparcar filias y fobias pensando en el bien común del Valencia. Si empezamos a poner peros relativos al pasado, todo seguirá como hasta ahora. Y aquí el que más y el que menos tiene muertos en el armario.

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