­No eran necesarias las señales, pero ayer el sorteo de octavos de final de la Copa del Rey le lanzó un guiño al Valencia para recordarle que es la última vía con la que recuperar el prestigio deportivo dilapidado en dos años de crisis. El equipo de Cesare Prandelli se medirá al Celta de Vigo, un conjunto teóricamente favorito por su mejor presente, pero también batible con un Valencia (y un Mestalla) en su mejor versión. Pero la interpretación va más allá, con el resultado del resto de cruces. Habrá una doble criba de favoritos en el Sevilla-Real Madrid y el Athletic-Barcelona. Los octavos también depararán el enfrentamiento de «gallitos» como en el Real-Sociedad-Villarreal y Las Palmas-Atlético. Por contra, en cuartos se colarán rivales asequibles que saldrán del Osasuna-Eibar y sobre todo, del Alcorcón-Córdoba, que militan en Segunda división.

La Copa es una ocasión propicia para dignificar la temporada. Un torneo de formato corto, ya que en la primera semana de febrero ya se sabrán los finalistas. La exigencia será doble ya que la presión en esas fechas en Liga para el Valencia serán muy altas. En todo, caso, la Copa es un torneo capaz de reactivar el entorno de todo un club, tanto por la expectativa de un título, pero también por la ilusión generada en los días previos, con la movilización de aficionados en el desplazamiento a una final. Y, por supuesto, está el premio deportivo de lograr una plaza para competiciones europeas. Una posibilidad más que remota en la Liga, donde la preocupación del Valencia a día de hoy es la de no descender a Segunda división. El Valencia ya ha demostrado en otros años que es capaz de desmarcarse de una pésima marcha clasificatoria y avanzar fases en la Copa del Rey. Sin ir más lejos, así se demostró en la temporada 2007/08, la del última título, la de la llamada maldición de Ronald Koeman. Aún con el técnico holandés en el banquillo, el Valencia conquistó la Copa en el Vicente Calderón tras derrotar al Getafe (3-1). La séptima Copa no se llegó ni a celebrar ante la caída libre del equipo en la Liga.

Ojo al valor doble del gol

Ninguna previsión será válida si no se supera antes al Celta en octavos de final. Aparte del peor estado de forma, otro de los hándicaps será disputar el partido de ida en Mestalla. A los mandos del Toto Berizzo, el equipo vigués es un bloque mucho más maduro y con soluciones más concretas, sobre todo en ataque, donde brillan Iago Aspas, Guidetti y Orellana. En contra del Valencia juega su incapacidad para dejar la portería a cero desde hace 8 meses, un factor crucial por el valor doble de los goles fuera de casa. Hay un precedente cercano en la Liga. El pasado 6 de noviembre, un Celta plagado de bajas en defensa derrotó, sin requerir de un alarde excesivo de fuerza, al Valencia por 2-1. La ida se jugará el martes 3 de enero en Mestalla y la vuelta el jueves 12 en Balaídos. El Celta dispondrá para este partido de dos días más de descanso ya que recibe al Málaga el sábado 7 y el Valencia juega en Pamplona el lunes 9.