Si por algo se ha caracterizado Cesare Prandelli desde su llegada al Valencia es por su sinceridad. El italiano ha hecho gala de la misma tanto a la hora de hablar con el máximo accionista del club, Peter Lim, como con la prensa o la afición. En su caso, es más virtud que defecto. Prandelli no ha tenido reparos a a hora de reconocer la delicada situación deportiva del equipo, los motivos de la misma, y la manera de revertirla. Así se lo expuso a Lim, al que solicitó el fichaje con urgencia de cuatro futbolistas contrastados para que el equipo pueda salir de la crisis que atraviesa.
Sin embargo, el director deportivo del club, García Pitarch, máximo responsable de la confección de una plantilla descompensada y del fichaje de futbolistas de discreto rendimiento, recela de la presumible intromisión del entrenador en su parcela y se alinea con la filosofía de Meriton para la entidad.
Mientras que debido al estado de excepción del Valencia, Prandelli prioriza al equipo al hablar de la necesidad de fichar a Hernanes o a Felipe Melo „futbolistas de sobrada calidad y con dilatada experiencia profesional„ para dar un inmediato salto cualitativo, además ayudar a un vestuario huérfano de liderazgo en la formación de jovenes talentos de la cantera como Carlos Soler, Lato o Rafa Mir, Pitarch niega la mayor y centra el tiro en Maksimovic, un centrocampista de 21 años que juega en la misma posición que Soler.
Es más, cuando Prandelli se reafirma y expone sus tesis porque la verdad le acompaña, «Suso» le cuestiona de forma pública: «Lo que dijo Prandelli fue un error porque puede complicar la contratación de un futbolista como Maksimovic, que va a ser un futbolista relevante en un futuro. Lo único que espera el club es que Prandelli mejore sus prestaciones», dice al diario «As». El desencuentro está servido.
