El Valencia ha acabado un 2016 para olvidar obligado a reaccionar, ya que entrará en 2017 en decimosexta posición en la Liga y con la necesidad urgente de mejorar tras uno de los años más adversos de la historia casi centenaria del club de Mestalla.

Prueba de sus problemas es que durante 2016 el Valencia acumula más derrotas que victorias en el conjunto de las tres competiciones en las que ha participado, Copa del Rey, Liga Europa y Liga, con un rendimiento discreto en las dos primeras y especialmente preocupante en la de la regularidad.

Los números del conjunto valenciano, que ha tenido cuatro entrenadores (Gary Neville, Pako Ayestarán, Salvador González «Voro» y el actual Cesare Prandelli) a lo largo del año, reflejan una situación caótica y de difícil solución.

Al margen de cuestiones sociales o de tipo económico, en lo estrictamente deportivo el Valencia acabó la pasada campaña en una anodina duodécima posición tras haber ofrecido un rendimiento futbolístico mediocre. Sin embargo, esas cifras podrían ser motivo de envidia en la actual temporada, sobre todo si se observa la fragilidad mostrada por el Valencia en el tramo inicial del presente campeonato. El 2016 futbolístico dio comienzo con un empate a dos contra el Real Madrid en Mestalla, en el campeonato de Liga, y ha concluido con la visita del Leganés en partido de Copa del Rey que acabó con victoria local por 2-1 y la clasificación para octavos de final del torneo copero.

El Valencia ha disputado un total de 48 partidos de competición oficial con un balance de diecisiete victorias, nueve empates y veintidós derrotas.

Llama poderosamente la atención que el equipo haya ganado en más ocasiones a domicilio que ante su afición (nueve victorias forasteras frente a ocho locales) y que en Mestalla haya sufrido hasta diez derrotas en veinticuatro partidos.

Si a ello se unen los 72 goles a favor frente a los 75 en contra, los argumentos estadísticos son suficientemente elocuentes como para demostrar la crisis futbolística que atraviesa la entidad.

Además, a lo largo de 2016 tan solo en un partido de Liga el Valencia ha mantenido la portería a cero, lo que supone que casi todas las victorias las ha obtenido a base de remontadas o, al menos, a partir de un cierto sufrimiento.