Giner, Voro y Camarasa no solo son recordados por el valencianismo como jugadores de un gran equipo en los años noventa, sino también por una amistad incondicional dentro y fuera del campo, además de representar la identificación más clara de un futbolista con el club en el que militan: El Valencia CF.
Los tres vuelven a estar juntos en el primer equipo. Mestalla recupera símbolos y aunque es cierto que aún falta camino por recorrer, porque resulta inexplicable que gente válida como Fernando, Subirats y Albelda no estén en el club, el hecho de que Camarasa sea el nuevo delegado de una plantilla que entrena Voro, y que Giner esté al frente de la asociación de futbolistas futbolistas, es un paso adelante para la entidad.
«Los tres veníamos de la cantera», recuerda Ferrán Giner, «llegamos al primer equipo y mantuvimos ese compañerismo y esa amistad, además una vinculación con el club que muy pocas veces se da. Me alegro un montón de que Paco Camarasa sea el delegado del primer equipo, de verdad», explicaba.
Para el máximo responsable de la Asociación de futbolistas del Valencia, que integra a los que le pegan a la pelota, los que aún le pegan de vez en cuando, y los que han dejado de pegarle, el hecho de que el club tenga a Voro de entrenador y Camarasa de delegado «significa que la casa comienza a hacerse por los cimientos», sentencia.
Giner recordaba a este periódico como se fraguó aquella amistad con Voro y Camarasa, además de hablar de un Valencia que jugó a muy buen nivel durante los años noventa con Víctor Espárrago o Guus Hiddink como entrenadores. «Se puede decir que los tres éramos gente de pueblo, gente muy sana De familias humildes y trabajadoras. Jugábamos al fútbol pero nunca se nos subió el pavo a la cabeza. Éramos del Valencia tanto dentro como fuera del campo y nuestra amistad era la misma tanto dentro como fuera del campo», argumentaba.
Aquellos años no fueron fáciles para el Valencia. «Dificilísimos», apuntaba Giner. «Yo siempre he dicho que el Valencia renació dos veces, el año que se fundó el club y el que subió de Segunda, y se demostró que con gente de la casa, con jugadores de la cantera, se podían lograr cosas. Primero ascendimos a Primera división y luego nos consolidamos. En aquella época jugábamos a muy buen nivel pero los títulos no llegaron. Yo creo que la historia nos lo debe», señalaba.
Porque, según entiende el futbolista, con Hiddink Mestalla disfrutó del juego y vibró con un fútbol que aún se recuerda pese al paso de los años, y que con el estilo de Espárrago, «el Valencia lograría títulos años más tarde. Ese equipo de Espárrago era un grupo muy trabajador, de solidez defensiva, mucho trabajo en el centro del campo y buenos jugadores arriba. El Valencia de Ranieri, Cúper o Benítez es un calco».
Esos años de buen fútbol permitieron alcanzar la internacionalidad a Giner, Camarasa y Voro „que lo haría con el Depor„, es unos años de buen ambiente tanto dentro como fuera del campo. Los tres eran inseparables. Y las bromas estaban a la orden del día. «Sí, la verdad es que lo pasábamos bien. Quizás daba la sensación por su carácter que Voro era más serio, pero siempre participaba de ñas mismas».
