¿Qué es de su vida? ¿No se había retirado del fútbol?
Sí, me retiré hace tres años y medio. Estaba entrenando chavales. Pero este año me dio la locura de volver a jugar al fútbol. Surgió la posibilidad de volver a jugar, en el CD Anguiano, de la Tercera división riojana, y, tras hablarlo con la familia, no me lo pensé dos veces.
Lo suyo es verdadera pasión....
Es pasión por el fútbol, es cierto. No podía quitarme de encima el gusanillo de volver a jugar y a competir. Porque estamos peleando por meternos en la lucha por el ascenso.
¿Sigue jugando de lateral?
No, no. Estoy jugando de central.
¡No me diga!
Sí, de central. Jugamos un fútbol moderno y muy ofensivo. Con una línea de tres muy avanzada y yo juego de central, de último, como un líbero a la antigua usanza. Yo siempre me he cuidado, y, con 42 años, digamos que me mantengo en forma y rápido. Porque juego contra chavales mucho más jóvenes, rapidísimos, y es un reto estar mucho más concentrado. Siempre es un mano a mano. Además, estoy jugando también con mi hermano pequeño, Candelas, igual que hace años jugué con mi otro hermano, Moisés, en el Villarreal. El entrenador del equipo es Raúl Llona, al que conocí en el Logroñés.
Villarreal-Valencia, dos equipos en los que usted jugó se miden mañana sábado en el Estadio de la Cerámica. ¿Cómo lo ve?
Es un derbi. No hay favoritos. Las dinámicas de uno y de otro son bien distintas. El Valencia no tendría que estar en la situación en la que se encuentra, pero quien conoce el club sabe que vive una de esas situaciones típicas que se dan en Valencia. El equipo está pagando la inestabilidad social. Es una pena. Ha llegado un propietario que viene de fuera, y no sabes muy bien lo que pasa. Es una ciudad espectacular, la afición llena el campo. La gente aquí me pregunta por el Valencia y le digo que lo que está pasando no me sorprende por todo lo que yo viví allí.
¿Y el Villarreal?
El Villarreal es todo lo contrario. Es un modelo que empieza de la nada, gracias a dos personas que lo dan todo como Fernando Roig y Llaneza, y sacan un gran proyecto adelante a base de hacer bien las cosas. Tienen un mérito brutal.
Usted debutó en Primera con el Villarreal.
Sí, llegaba de los juveniles del Real Madrid, jugaba en el División de Honor con Rafa Benítez, y el Villarreal me dio la oportunidad de debutar en Primera. Aunque esa temporada no logramos salvarnos, siempre tuvieron un trato exquisito. El Villarreal me dio la oportunidad de darme a conocer como jugador y diría que ahí empezó todo. Me abrió las puertas de mi fichaje por el Valencia.
¿Rafa Benítez ya era tan pesado?
Sí, sí. Hablamos del año 92 y ya era muy meticuloso. Siempre con el ordenador a cuestas y diciéndote en lo que fallabas y en lo que podías mejorar. Un estudioso. Yo aprendí un montón. En aquella época se llevaba el Milán de Arrigo Sacchi, y la zona presionante, y Benítez ya estaba al tanto de todo.
Del Villarreal al Valencia...
Llegué a un club con mucha repercusión, había un déficit de laterales porque solo estaban Anglomá y Carboni. Y me tocó la época de plenitud en Mestalla. Yo tuve muy pocas oportunidades de jugar y trabajé muchos meses en la sombra. Mientras todos entrenaban solo por la mañana, iba todas las tardes a Paterna para estar preparado cuando me llegara la oportunidad de jugar.
