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¿Por qué tenéis tanta prisa?

¿Por qué tenéis tanta prisa?

Sí, sí; va por vosotros, los que en plena tensión última, a punto de producirse el desenlace tras un largo trecho entre nervios, decidís retiraros calladamente y perderos el final. Me los imagino, os imagino, abandonado el cine cuando faltan diez minutos y está a punto de discernirse si el prota se salva o la palma. Por encima de la fortuna o la tragedia.

Qué especie exótica, fugitivos de la emoción y enemigos de los finales felices. O de los finales desgraciados, qué más da. Cualquier final les causará aversión. Es encarar los últimos minutos de partido y comenzar en su interior un runrún que les obliga a marcharse ordenadamente. ¿Por qué tenéis tanta prisa?

Tras tantos partidos sin apenas emoción, cuando en el Valencia-Espanyol se puso en marcha un thriller, tras el gol barcelonés, la mayor de las esperanzas del mestallero común pasaba por pegarse a su asiento, presenciar la resistencia y clamar por el regreso de las victorias al viejo campo. No sucede igual con ellos, de salida precoz, quienes abandonan antes de tiempo, antes de que toque. En plena refriega, con los tres puntos suspendidos en el aire a la espera de que el Valencia no los dejara caer otra vez más, el paisaje conocido: espectadores espontáneos levantándose y marchándose. Algunas decenas conté en mi sector. No es un hecho aislado, es una patología extendida, discreta pero letal.

Animadamente algún hincha socarrón les dedicó comentario: venga, venga, iros que hacéis tarde. A mí en cambio me gustaría un día irme con ellos para conocer sus razones. Me temo que la desbandada no es más que un protocolo, su manera de sobrellevar la liturgia que es ir al estadio. Es solo que en el minuto 88 les suena el despertador. Igual da que esté el partido decidido con un 0-3 que haya una ofensiva animal con 1-1. Cuando se tienen que ir, se van. Una muestra de estoicismo que va más allá de los vaivenes de un resultado.

Quizá serían buenos gestores de un equipo de fútbol. Sus decisiones sobrepasarían la coyuntura y tendrían una finalidad eterna. Llevan su propio guión. Por ahorrarse un par de minutos a la salida son capaces de ahorrarse el mejor de los desenlaces. Para ellos el partido solo es un acompañante para la rutina.

Sí, va por vosotros que siempre tenéis tanta prisa.

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