La fulgurante aparición en el primer plano futbolístico de Carlos Soler resulta difícil de acotar ¿Cómo puede ser su progresión? ¿Dónde está su límite? ¿Se recuerda un debut tan luminoso? ¿A qué otro jugador se parece? Toda una referencia histórica indiscutible en el valencianismo, como Pep Claramunt (Puçol, 1946), jugador del club de Mestalla entre 1966 y 1978, lo tiene claro: «Soler está al 25 o 30 % todavía de su capacidad. Cada día va soltándose y ofreciendo más cosas. Hay que cuidarle. Soler es un jugador sobre el que se puede formar una nueva época. Transmite muchas esperanzas», afirma a Levante-EMV el mítico excentrocampista.

El contexto en el que ha aparecido Soler en el primer equipo, es según Claramunt, un factor a tener en cuenta. En medio de una crisis «en el que el miedo parecía contagiar a jugadores y aficionados», Soler ha sido capaz «de estimularnos a todos y barrer con el pesimismo». Por un lado, a sus propios compañeros «a los que ha transmitido su desparpajo y confianza, y les ha ayudado a recuperar su mejor versión». Por otro lado, Soler ha iluminado a la grada, no solo por sus virtudes futbolísticas: «En él, los aficionados ven a un gran futbolista, pero también lo sienten como algo suyo, que ayuda al arraigo y a sentirse identificados, y con su juventud y madera de líder es sobre todo una señal muy optimista para el futuro».

Claramunt deja caer incluso que Soler muestra detalles que le recuerdan a su etapa como futbolista, por el despliegue técnico y táctico: «Posiblemente, un poco sí me recuerda a mí. Es disciplinado, habilidoso en el uno contra uno, tiene llegada y buen disparo desde media distancia, es difícil que pierda el balón y en cambio lo recupera con suma facilidad. Físicamente es muy fuerte. Tiene condiciones indiscutibles». No obstante, con sólo 20 años, recién cumplidos, la evolución de Soler tiene margen muy amplio: «Con el tiempo irá asumiendo más protagonismo en la construcción del juego, en la que ahora tiene por delante a Parejo. Debe seguir cumpliendo sus etapas como hasta el momento».

Con esa materia prima, Claramunt alerta al club de que debe cuidar bien su evolución: «Por el carácter serio que se le ve, no es fácil que se venga abajo. Pero no habrá que apartarlo de en medio cuando no juegue tan bien. Compañeros y aficionados tendrán que apoyarlo. El club también sabrá que no está ante un futbolista más. Puede suponer un cambio en la evolución del Valencia».