Voro González conoce bien el oficio de defensa central, al que se dedicó durante quince años en la elite. El fútbol ha cambiado desde entonces, casi veinte años después de su retirada, pero muchos de los secretos de su etapa como futbolista en el Valencia, Deportivo y la selección española tienen todavía vigencia. El técnico de l´Alcúdia los ha aplicado para mejorar los registros de la zaga valencianista, que poco a poco ha ido mejorando su contundencia. Después de la doble debacle defensiva contra el Celta en Copa y Osasuna en Liga, con una zaga de circunstancias, los números y sensaciones han mejorado. En la vuelta copera ante los celtiñas se tardó una hora en encajar el gol. El Espanyol no marcó en Mestalla hasta el 85 y, por último, el Villarreal se quedó sin batir a Alves.

Voro ha pedido a su pareja de centrales, formada por Garay y Mangala, una mayor agresividad en la marca, sobre todo en las jugadas de peligro nacidas en centros laterales. En esos lances, el Valencia ha ido desangrándose en la mayoría de los partidos, en los que se asistió a la repetición de la misma jugada, desde la primera jornada: superioridad rival en banda, centro lateral y error en el marcaje. «Si no tienes una marca definida cuando el balón ya está centrado, estás perdido», ha insistido machaconamente Voro, partidario del marcaje zonal tan en boga pero sin perder las esencias de la vigilancia al hombre de su época.

En los últimos encuentros, se ha notado una mayor capacidad de anticipación de los defensas, y los rivales no rematan con la misma comodidad que a lo largo de toda la primera vuelta. El número de ocasiones de los contrincantes también ha descendido. No obstante, la mejoría no se ha debido únicamente a una mayor concentración e impetuosidad en los marcajes. El Valencia también ha mejorado a nivel colectivo. Las líneas defienden más juntas, las prestaciones de futbolistas como Munir El Haddadi en la primera línea de presión han aumentado y Carlos Soler ha dotado de mayor oxígeno defensivo a la medular. Además, Voro ha encontrado la pareja de laterales más solvente, con Montoya (además, goleador) y un Gayà que parece que regresa a su mejor versión.