El Valencia encaraba diciembre en plena crisis deportiva y con el anuncio, tras la cumbre en Singapur, de que iba a aplicar cirugía invasiva para intervenir en una plantilla en la que se auguraban grandes cambios. Reforzado por el pacto alcanzado personalmente con Peter Lim, Cesare Prandelli avanzaba en público sus planes, apuntando a la responsabilidad de los pesos pesados. El técnico italiano dimitió antes de acabar el año porque no veía una voluntad clara en el club para ejecutar esa renovación. Con el mercado acabado, el exseleccionador italiano ha demostrado que tenía, en parte razón. Los cuatro fichajes prometidos se quedaron en dos: Zaza y Orellana.

Futbolistas como Enzo Pérez y Dani Parejo, a los que el propio club llegó a colgar en privado el cartel de transferibles, se quedan finalmente, al menos hasta junio. Es parte de la labor de rehabilitación interna llevada a cabo por Voro González, que con los últimos días de mercado ya dejaba caer su voluntad de que no le tocasen excesivas piezas de un bloque que de nuevo empezaba a carburar. En la medida en la que Voro logre apuntalar la recuperación deportiva del primer equipo, se logrará prestigiar el valor de mercado de un equipo con una tasación baja tras el inicio de campeonato. Otra de las asignaturas que deja el mercado es la de intentar paliar la fuga de talentos, después de la marcha del cadete Nabil al City, que el propio Valencia ve como inevitable por la pujanza de la Premier.

Fumagalli, al cuerpo técnico

El club, como informó El Desmarque, ha llegado a un acuerdo para rescindir el contrato del cuerpo técnico de Cesare Prandelli, a excepción de Marco Fumagalli, que se reintegrará en el cuerpo técnico de Voro.