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La Pizarra

Totalmente superados

El Valencia acusa en exceso las bajas y la expulsión de Carlos Soler al borde del descanso para caer goleado (0-4) ante un Eibar que ayer fue mucho mejor equipo

Totalmente superados

­El Valencia CF acusó ayer las bajas de jugadores clave en el equipo „como Parejo, Enzo Pérez, Nani o Munir„, y la expulsión más que rigurosa de Carlos Soler al borde del descanso, para caer goleado con rotundidad en Mestalla por (0-4) ante el Eibar. De todas maneras, y aunque tanto las ausencias como la roja a Soler pesan lo suyo, también es cierto que once contra once el Eibar también fue mejor que el Valencia. El equipo de Voro sufrió ayer un duro correctivo. El peor encuentro que le recuerdo en mucho tiempo. Estuvo blando en defensa, carente de organización y creación en el centro del campo, y falto de definición arriba. El Eibar, con un fútbol ordenado y bien posicionado en el campo, se adueñó de la posesión del balón y sus jugadores disfrutaron de lo que es la profesión de ser futbolista en Mestalla.

Una lección desde el inicio

El Eibar le dio toda una lección al Valencia en la primera mitad. Fue mejor. Se adueñó de la posesión del balón y del centro del campo y asumió un papel protagonista. Parecía que el Eibar jugaba de local ante un Valencia replegado, atemorizado, y con unos jugadores que se mostraban entre atenazados por los nervios y carentes de un guía, una brújula, o de un referente que les mostrara el camino a seguir o, al menos, una mínima organización. Los dos goles de renta con los que el Eibar se fue al descanso, quizá sea una renta exagerada, porque el penalti y la expulsión de Carlos Soler es muy rigurosa, aunque bien cierto es que el Valencia siempre estuvo a merced de su rival.

Ya de inicio, al equipo de Voro se le vio falto de la energía, intensidad y presión necesaria para afrontar el encuentro ante un rival que si no está pasando apuros clasificatorios esta temporada es por algo. El Valencia recordaba al del inicio de la temporada en lugar de el que nos ilusionó el día del Espanyol. Con un centro del campo desaparecido, y con Mario Suárez, Medrán y Soler superados por Escalante, Adrián y Dani García, el conjunto valencianista careció de un organizador. Su fútbol se limitó a balones en largo a Zaza, muy justo todavía y un tanto falto de forma en su debut como titular, y en incursiones de Gayà por la banda izquierda. En una de ellas, un preciso centro al área, el delantero italiano no acertó a rematar el balón a la red. Las siguientes ocasiones de gol las disfrutó el Eibar, hasta que en una de ellas, Sergi Enrich sí que remató perfecto de cabeza como anteriormente no lo hizo Zaza, y batió a Alves.

El Valencia sigue inerte

Tras el gol del Eibar el Valencia no espabiló. Seguía inerte. La tónica no fue la misma, sino que el juego y el partido de los de Mestalla fue a peor. El Eibar tenía las ideas muy claras, con un fútbol de más personalidad y protagonismo, mientras que el Valencia era un equipo blandito en defensa, sin creación en el centro del campo, y sin pegada en ataque. En el último minuto de la primera mitad llegó el riguroso penalti y la expulsión excesiva. Adrián batió a Alves desde los once metros. Con el 0-2 y un hombre menos, el partido se ponía algo más que cuesta arriba.

En la segunda mitad llega el desastre y la goleada final

La segunda mitad invitó a los aficionados a abandonar Mestalla. Fue un desastre. Dani García marcó un auténtico golazo (0-3) y el partido estaba más que sentenciado. Lo peor de todo era que todavía quedaban muchos minutos por delante y el Valencia no daba ninguna señal de, al menos, marcar un gol, maquillar el resultado o parar la sangría futbolística a la que estaba siendo sometido. En esos momentos, se necesitaban jugadores que supieran jugar el partido que se requería.

Que no era otro que ofrecer una mejor imagen, no defraudar al aficionado, y tratar, al menos, de mostrarse como un equipo en el sentido literal de la palabra. Pero llegó el desorden, el cuarto tanto de Sergi Enrich, y una imagen para olvidar y que no se debe volver a repetir. La de los aficionados abandonando Mestalla antes de hora. Voro sentenció que el objetivo es no descender. Por lo visto ayer, esa es la verdadera pelea.

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