Hace años, un presidente del Zaragoza, Waldo Marco, pese a que su club ganó tres importantes títulos, se tuvo que marchar de la ciudad por su final de gestión. Afortunadamente Manuel Meler, que entonces presidía el Español, le dio trabajo en Tabacos de Filipinas. Aquel pobre hombre se sintió avergonzado y no pudo resistir los clamores en contra de La Romareda. Amadeo Salvo no solo no ha cantado la palinodia, sino que acaba de anunciar que se ofrece para resolver los graves problemas del club que él malvendió a un empresario singapurés.
Salvo aparece ahora como salvador y, evidentemente, no es de fiar y, si fuera sensato y hombre de bien, estaría calladito y hasta procuraría no levantar nunca la voz porque su trabajo a favor de Peter Lim ha sido una de las peores faenas que le han hecho a la entidad.
Salvo presume de haber priorizado los intereses del club a los suyos. No opina lo mismo el personal civil. Ha tenido la desfachatez de afirmar que con Lim se consiguió la estabilidad financiera. No debe haber estado en España y consecuentemente no se ha enterado de que en la última operación Lim-Mendes, Meriton la empresa que posee el Valencia, se ha embolsado más cien millones de euros con las ventas de Gomes, Alcácer y Mustafi. Y la promesa del estadio ya no obliga porque fue de palabra y no firmada.
Es evidente que nadie puede impedirle hablar y decir cualquier patochada. Tiene su derecho a la libertad de expresión, aunque siempre que habla es para desbarrar. Está dispuesto a buscar el aplauso de quienes erróneamente se complacieron con sus mítines populistas. Él fue responsable de la votación de los miembros de la Fundación alguno de los cuales me manifestó, hace tiempo, que la documentación final que se les presentó no fue la del primer día. Varios miembros de la Fundación se han sentido engañados, aunque finalmente, no han sido capaces de convocar a la mayoría para emitir un comunicado y contar la verdad de su elección.
De ello fue responsable Salvo y lo lamentable es que se le haga caso y se le concedan espacios en los medios informativos. Es también responsable de la poca presencia que tiene el club en la Federación aunque no se sabe por qué razones, Ángel María Villar, amante del clientelismo, otorgó la medalla de oro federativa a Ladyhoon cuyos méritos valencianistas no han sido conocidos hasta ahora. Salvo, que ha descubierto el Mediterráneo al afirmar que el momento del club es grave y preocupante, ha llevado al ninguneo general que recibe el Valencia.
Verbigracia: Son escasísimos los exfutbolistas que comentan partidos en emisoras de radio y televisión. Y menos aún, periodistas y, sin embargo, los hay fijos para Madrid, Barcelona, Atlético, Sevilla, Athletic Club y Real Sociedad pongamos por caso.
La excepción del Villarreal es Craioveanu en Onda Cero. Y que se sepa, además de que la mayoría no son licenciados en filosofía ni ingenieros de caminos, peroran día y noche en favor de sus clubes. La intrascendencia del Valencia, a la que llevó la operación de Salvo, puede ser parte de la causa.
La reaparición del nefasto ex presidente me lleva a plagiar aquella frase del rey Juan Carlos al dirigente venezolano: «¿Por qué no te callas?».
