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¡Hay que ser burro!

¡Hay que ser burro!

Ante los problemas, mirar hacia otro lado solo sirve para enfangarse aún más. Enmendar errores, a Peter Lim y los suyos, parece que no se le da nada bien. Al singapurés, a pesar del dinero que ha desembolsado en el Valencia, aún no le ha explicado nadie cómo se maneja este negocio y cómo es la ciudad en la que su empresa está registrada. Del sentimiento de pertenencia, ni hablamos.

El problema es que, ausente en cuerpo y alma, Lim, Lay y los demás, no dan una de cal y otra de arena porque cada paso que dan es peor que el anterior. Porque aunque delegue, Peter es el dueño. La realidad del Valencia da para rabiar. De dolor. Cuando los aficionados aún andábamos escocidos tras ser humillados en casa por el Eibar, por twitter conocimos que Kempes había dejado de ser embajador del Valencia. ¡Hay que ser burro!

¿Qué será lo próximo, quitar el murciélago del escudo? El restyling está en marcha. Pero claro, con un dueño y un consejo de administración asiático que no respeta a quienes hicieron grande a su ahora club, ¿qué se puede esperar? Pues... rezar el que crea y, como mucho, consolarse con la buena temporada del Levante UD y los éxitos del Valencia Basquet. Eso es lo que hay. A no ser que hoy al mediodía, Voro y los suyos le ganen al Betis y éste sea el inicio de una larguísima lista de victorias. Porque, aunque parezca mentira, para el Valencia aún hay 51 puntos en juego y, si aflora la actitud, todo puede pasar. ¿Es ser muy optimista?

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